Redacción – Ya viene el verano y las playas, lagunas y piscinas nos llaman. Por un lado, están los deportes tradicionales (natación y remo); por otro, los extremos y de aventura (rafting, stand up paddle, kitesurf ). Las actividades en agua pueden presentar riesgos, que van desde accidentes graves traumáticos o por inmersión hasta lesiones por sobreuso. Analicemos estas últimas, considerando los deportes más tradicionales.

La natación es un deporte único. Combina gestos cíclicos de miembros superiores e inferiores, ejecutados en un medio que ofrece resistencia, pero que, a su vez, reduce el peso relativo del cuerpo. Esto genera estímulos sobre músculos y tendones, produciendo beneficios para la salud ( fuerza muscular y resistencia cardiovascular). Sin embargo, si el uso repetitivo de la extremidad sobrepasa el fino equilibrio entre carga y tolerancia del tejido, pueden aparecer las lesiones.

La articulación del hombro es la más exigida, pues los movimientos solicitan los límites de su flexibilidad, sobrecargando las estructuras musculotendíneas y estabilizadoras. Esta articulación puede representar hasta el 91% de las lesiones. Luego encontramos, en orden decreciente, las lesiones de rodillas y de columna.

En la rodilla, las condiciones más frecuentes son las patologías articulares y de otras estructuras blandas, asociadas a movimientos intensos y repetitivos que generan estrés acumulativo. Por último, en la columna vertebral, la alta demanda de fuerza, resistencia y flexibilidad puede generar dolor lumbar, condición que se presenta con mayor frecuencia en los estilos de mariposa y pecho.

En el remo, al igual que en la natación, la frecuencia, la intensidad y el volumen de la carga suelen ser factores determinantes para las lesiones. El cuadro clínico más frecuente es el dolor lumbar, pudiendo llegar a representar el 53% de todas las dolencias. Luego, se observan lesiones del hombro, de rodillas, y cadera y muñeca.

Independientemente del deporte que usted escoja, siempre es bueno que tenga en cuenta algunas consideraciones. En primer lugar, un chequeo profesional para descartar potenciales factores de riesgo. Luego, la asesoría de un experto, ya que la mayoría de las lesiones aparecen por sobrecarga innecesaria o por no respetar el proceso de adaptación del cuerpo a la actividad. Finalmente, en caso de sufrir una lesión, es necesario consultar a un médico para un diagnóstico oportuno e indique un tratamiento, que puede consistir en reposo relativo o absoluto, medicamentos e intervención kinesiológica.