El Manchester City salió victorioso del más que complicado partido ante el Newcastle (2-0) y logró seguir con la persecución al Arsenal, líder de la Premier League.
No lo tuvo nada sencillo el cuadro de Pep Guardiola a pesar de lo que pueda parecer el resultado. Uno de los motivos principales fue sin duda que Kevin de Bruyne jugó un partido nefasto. Es extraño escribir esto, pero la realidad es que el belga no dio pie con bola desde la primera jugada y eso comportó que se resintiera el ataque ‘citizen’.
El partido fue muy atractivo. El Newcastle salió a apretar la salida de balón de un City que en los primeros minutos estuvo a punto de dar más de un susto en campo propio, aunque terminó saliendo airoso. Lo bueno para ellos es que al cuarto de hora en una maravillosa jugada individual de Foden se hizo la diferencia. La agarró el británico, titular en banda derecha, y se marchó de tres de sus rivales para marcar con algo de fortuna, ya que Botman desvió lo justo el tiro y terminó por despistar a Pope (15′).
No dio el brazo a torcer un Newcastle que si no logró el empate en la jugada siguiente fue por la brillante acción defensiva de Aké. Aun así, es verdad que los ‘urracas’ jugaron sin duda sus peores minutos del encuentro hasta el descanso. Fue cuando más dominó el City, enlazando medios con atacantes, pero echando de menos ese último pase decisivo de De Bruyne. Especialmente Haaland, que estuvo con opciones de trazar buenos desmarques que no fueron aprovechados.
Eddie Howe, de forma inteligente, volvió a ajustar las líneas de presión del Newcastle y el equipo estuvo incluso más preparado para hacer daño tras robo. Joelinton pegó un remate a bocajarro al aire que ya se cantaba gol e Isak desde que entró hizo varias jugadas que pusieron en apuros a la defensa, aunque no se terminaron de concretar.
No quiere decir eso que el City se olvidara de atacar, sino que mantuvo esa falta de pausa para encontrar al hombre libre en el último tercio. Hasta el 67′. Bernardo Silva, que había entrado por De Bruyne, perforó la red después de recibir un sutil toque de Haaland.
Aun con el marcador, la tensión del partido se mantuvo. Tanto que hasta hubo un pequeño encontronazo entre varios jugadores de ambos equipos al hacer Burn una falta a Grealish, muy solidario una vez más en defensa. Estaba tan raro el partido que, de hecho, no se atrevió Guardiola a hacer más cambios para mantener el resultado. Y le sirvió.
