Redacción – Le bastaron 67 minutos en campo a Luis Suárez con la selección de Uruguay en Houston, Estados Unidos, para humillar a México.

Estuvo presente en los cuatro goles de Uruguay, por acción directa o participación importante, para ratificar vigencia.

A los 20 minutos el delantero del Barcelona peleó la pelota en las cercanías del área mexicana, y provocó corner.

La pelota quieta, la bendita pelota quieta de la celeste, generó el primer gol. Centro de Urretavizcaya y una vez más, como en el debut en Rusia, Josema Giménez impuso presencia en el área para desnivelar de cabeza en la apertura de gol para el equipo dirigido esta vez por Fabián Coito.

Minutos después llegó el primer gol de Luis. Tiro libre sesgado sobre la derecha, y con pierna diestra, rosca perfecta por fuera de la barrera mexicana, perforó el arco de Guillermo Ochoa.

Poco antes del final de la primera parte, tocó para Urretavizcaya, fue a buscar la devolución y al entrar al área fue derribado. El propio Suárez, a lo Panenka, puso de penal el tercer gol celeste.

En el inicio del segundo tiempo, antes de partir a descansar a vestuarios, llegó el lujo, que amerita que el lector suspenda esta crónica y busque ya la imagen dónde pueda ubicarla. Balón sobre la izquierda del avance uruguayo, y entonces, Luis, con pierna cambiada, ensayó el lujito con la rabona. Fue un centro perfecto para que Gastón Pereiro, del PSV, de cabeza, coronara el lujo con el cuarto gol.

Preciso y efectivo, lujoso y tremendo, Suárez, con 55 goles en 104 partidos con la celeste, también en Estados Unidos dejo su sello.