Redacción – Ferrari construyó en 2018 un coche muy revolucionario, con elementos aerodinámicos que sorprendieron y ello le hizo dar un tremendo salto de calidad. Con el SF71H, el equipo italiano estuvo a punto de acabar con el dominio de Mercedes en la era híbrida, pero finalmente, la templanza de Hamilton y la mejor gestión de las carreras y mayor velocidad de evolución de Mercedes terminaron por dejar sin premio a los de Maranello y a un Vettel totalmente hundido. El germano falló estrepitosamente con errores garrafales que le alejaron del título.

También lo hizo todo el equipo con múltiples decisiones incorrectas de estrategia que dieron alas a sus rivales. Pero lo cierto, es que aquel coche podía haber sido campeón. Era un monoplaza ganador. Por ello, la estructura transalpina presentó este viernes su nuevo SF90 de forma muy diferente a la que lo hizo hace tan solo un año, enseñando al mundo un bólido que sorprendió más por su nueva tonalidad de color, un rojo mate menos intenso que el Ferrari de toda la vida, que por sus innovación aerodinámica, siendo una pura evolución de la buena base de la que ya partían con el monoplaza del pasado curso.

El fracaso que supuso otro año en blanco tras el enorme paso adelante que habían hecho el pasado curso se llevó por delante a Arrivabene y ahora, Ferrari, con Mattia Binotto al frente, inicia un año clave en el que espera no repetir los errores de 2018.

“Es un monoplaza hecho partiendo del de 2018, con el que hemos obtenido óptimos resultados. Es una evolución del coche del año pasado. No es revolucionario. Hemos intentando mejorarlo para conseguir mayor velocidad y éxitos más grandes. Poner el listón más alto, intentar ser lo más extremos posibles”, aseguró el nuevo Team Principal de Ferrari, recordando que el coche se adecua a la nueva regulación de 2019, con por ejemplo un alerón delantero más simple para permitir que los coches se puedan seguir en plena curva y aumentar así los adelantamientos.

“Nos hemos esforzado mucho y apreciamos el resultado. Las reglas han cambiado y el alerón delantero es algo diferente. Hemos intentado empujar mucho por la innovación. Veréis que la parte trasera es muy estrecha, muy extremada, y todo esto es gracias al trabajo que no se ve en todos los componentes”, comentó Mattia, remarcando la peculiaridad de un retrovisor mucho más pequeño que el de sus rivales.

Las palabras de Mattia explican perfectamente el concepto del SF90, una pura mejora del coche del año pasado, y eso se puede ver claramente a simple vista, especialmente, en la parte central del coche. Por ejemplo, en la entrada de los radiadores, aumentando un poco la amplitud de la admisión pero con exactamente las mismas alas ubicadas al frente.

Esta solución habría permitido a Ferrari introducir una innovación muy clara, la de hacer más pequeña la admisión superior, que en este vehículo se presenta en forma de triángulo para así hacer que la tapa motor tenga una caída más vertical que la del pasado curso.

Además, incorpora una solución que ya se ha visto en varios monoplazas de este curso, un doble soporte en el mecanismo de activación del DRS y también una ala en forma de doble T.