El FC Barcelona de Ronald Koeman echó a rodar ayer en su primer partido amistoso de lo que será una pretemporada breve y atípica. Lo hizo con victoria ante el Nàstic de Tarragona (3-1), en un partido donde la cifra más esperada no era la del resultado sino la de la disposición táctica del entrenador holandés. Apenas instantes después de saltar al césped se pudo ver claramente el dibujo del 4-2-3-1 que confirmaba lo esperado y comentado días atrás. Koeman, elegantísimo en la vestimenta, mostró la idea que tiene para su Barça en el primer amistoso pero tratándose del primer duelo post vacacional pocas conclusiones se pudieron sacar. Junto al esquema táctico, había otro aliciente centrado en la figura de Leo Messi.

Todos aquellos que semanas atrás dijeron aquello de ‘yo hasta que no lo vea jugando con el Barça no me lo creeré’ ya pudieron respirar tranquilos. El duelo arrancó, y transcurrió, con un claro control del balón azulgrana, ayer de amarillo con la senyera, ante un Nàstic de categoría inferior que puso corazón y empeño en aguantar el temporal. A medio gas, los azulgrana fueron engrasando y tras dos llegadas tímidas llegó un tempranero gol de Dembélé para estrenar el curso goleador. El francés remató casi a placer después de que Sergi Roberto la pusiese en el área y Pedri, en una gran acción técnica, la dejase pasar sin tocarla para dejar solo a Ousmane.

El joven canario dio muestras de la calidad que atesora y que le ha llevado al primer equipo azulgrana, y permutó con Messi cuando el argentino se movía con libertad por la zona de la media punta y la derecha del ataque culé.

Con una zaga de escuderos formada por los ‘titulares’ Roberto, Piqué, Lenglet y Alba, con Gerard y Jordi aparentemente más justos de forma que Sergi y Lenglet, los azulgrana colocaron una presión muy alta y movieron el balón con toda la velocidad que permite el primer partido de la pretemporada. El segundo azulgrana llegó de penalti, tras el derribo de Ribelles a Piqué, y sorprendentemente Messi no hizo ni el amago de aproximarse al punto fatídico. Fue Griezmann, que se reconcilió con los lanzamientos desde los once metros para poner el 2-0 en el electrónico del Estadi Johan Cruyff.

Koeman había avisado en la previa que haría dos onces diferentes y así ocurrió. De los miembros del primer equipo, en este segundo acto, el doble pivote fue para Riqui y De Jong, mientras que Semedo y Junior ocuparon los carriles, Araujo el eje de la zaga, Coutinho la media punta, Trincao el extremo derecho y Braithwaite el puesto del ‘9’ puro. Completaron los jóvenes Iñaki Peña, Cuenca Y Konrad.

Coutinho, deseado explícitamente por Koeman y con ganas de reivindicarse, tardó cinco minutos en marcar en su segunda etapa como azulgrana. Fue desde el punto de penalti después de unas manos de Oriol a centro de Semedo.

La primera perla de Trincao como azulgrana fue una asistencia magistral por alto que Konrad mandó a gol pero el canterano azulgrana estaba en fuera de juego, o por lo menos eso fue lo que señaló el asistente, porque la posición era milimétrica.

Buenos minutos del portugués en su debut, con detalles técnicos y mucha precisión en los pases largos, como buenos fueron los controles y los toques de Riqui Puig. El joven canterano azulgrana tomó la batuta del equipo y obligó a los rivales a detenerle con faltas para frenar su verticalidad.

Había muchas ganas de fútbol y muchas ganas de balón en el barcelonismo, después de varias semanas un tanto convulsas entre el 2-8 ante el Bayern y el conato de salida de Messi, pero el esférico volvió a rodar y con él un nuevo curso donde el mito Koeman tratará de sacar el máximo partido al equipo. Ayer, de momento, mostró su tarjeta de presentación.