Redacción – El Real Madrid puso punto y final a este 2018 en el Bernabéu con otro mal partido en el que los de Solari acabaron pidiendo la hora y con la afición enfadada viendo lo que estaba haciendo su equipo al que despidió, otra vez, con pitos. Y todo eso, a pesar de ganar al Rayo Vallecano, un equipo que está en descenso y que pudo dar la sorpresa en los minutos finales, pero Courtois, con dos grandes paradas lo evitó. Con la banda sonora de los pitos de la afición acabó un partido que reflejó lo que ha sido este 2018 para el Madrid en el Bernabéu donde se han vivido muchas noches como la del Rayo, con la afición marchándose a su casa con un enfado tan grande como el estadio blanco.

Los de Solari estaban obligados a ganar de manera contundente para hacer olvidar el desastre de CSKA, pero no sólo no lo hicieron, si no que sumaron uno nuevo. Fue un partido soporífero, muy malo –a ratos rematadamente malo– que acabó ganando el Real Madrid con un gol de Benzema. Esta vez, Solari se dejó de experimentos y puso a su once de gala con Marco Asensio por el lesionado Bale. Ellos debían darle un alegría a la afición blanca que puso todo de su parte para esa unidad que reclamó Solari.

El que no lo puso fue el equipo que jugó muy lento y en el que sólo Lucas y Carvajal le daban chispa y Benzema algo de fútbol a los de Solari. Fueron precisamente Lucas y Benzema los que protagonizaron la jugada del 1-0 en el minuto 13 que marcó el francés a pase del gallego.

El Madrid mandaba en el campo y en el marcador ante un Rayo con mucho, demasiado miedo. Ese gol le quitó todo el temor a los de Vallecas que tuvieron un par de ocasiones para marcar. Aunque para ocasiones, las que tuvo el Madrid en la botas de Asensio, falló un mano a mano con Dimitrevski, y un poste de Kroos. Los blancos, sin continuidad en su fútbol se fueron al descanso con ese 1-0 en el marcador.

La segunda parte fue prácticamente un calco de la primera. O sea, aburrida con el Madrid mandando sin impresionar a nadie y fallando ocasiones, como una de Asensio que le costó que la afición le abroncara. Los minutos iban pasando y poco cambiaba –sí hubo un gol de Ramos, pero fue anulado– y Solari decidió echar mano de Vinicius en la recta final de un partido que el Rayo no daba por perdido.

Y lo demostró con una ocasión doble que salvó Courtois en el minuto 91, lo que provocó el enfado de la afición blanca que despidió a los suyos con pitos. Por cierto, de Isco, ni rastro porque ni tan siquiera salió a calentar.