Zidane siempre ha sido un gran defensor de las rotaciones, pero esta vez ha cambiado su hoja de ruta en un momento en el que el curso se le puso muy cuesta arriba al Real Madrid. Cuatro partidos en los que el equipo se jugaba media temporada y el propio técnico francés estaba en el centro del debate. Zizou encontró la fórmula: confiar en su once tipo.
En los últimos cuatro partidos (Sevilla, Mönchengladbach, Atlético y Athleti) hay ocho futbolistas que han repetido en el once: Courtois, Lucas Vázquez, Varane, Mendy, Modric, Kroos, Benzema y Vinicius. Las tres plazas restantes también estaban definidas: son para Carvajal, Ramos y Casemiro. El lateral derecho se perdió dos partidos por lesión, el capitán uno y el brasileño otro por sanción. Es decir, rotaciones obligadas.
Nacho fue el sustituto de Ramos, mientras que Rodrygo fue el dueño del extremo derecho cuando a Lucas le tocó ocupar el lateral (Zidane no contó con Odriozola, que es el recambio natural de Carvajal y ha estado disponible en los cuatro encuentros). Por último, Valverde hizo de Casemiro frente al Athletic. Ahí se cierra el círculo a excepción de Asensio, que no ha sido titular en ninguno de los cuatro partidos pero es el único que ha salido desde el banquillo en todos. El éxito, rotundo: pleno de victorias.
El problema para Zidane, que siempre ha sido partidario de las rotaciones, es que la diferencia entre los titulares y los suplentes es cada vez mayor. La defensa está muy definida (Carvajal, Varane, Ramos y Mendy) y en el mediocampo son cuatro para tres puestos (Casemiro, Kroos, Modric y Valverde). En ataque Benzema es innegociable y también Hazard cuando se recupere. Por tanto, quedaría un puesto para cuatro: Lucas Vázquez, Asensio, Rodrygo y Vinicius. Conclusión: hay nueve de los once sitios de la alineación definidos y son pocos los que optan a ellos. Marcelo, Isco, Militao o Jovic, entre otros, han quedado muy descolgados. Aquella exitosa fórmula del Plan B en el año del doblete, en la 2016-17, está muy lejos de repetirse…