Usain Bolt ya tiene su sucesor; el cazador André de Grasse

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El nuevo rey de los 200 metros es André de Grasse, el canadiense especialista en cazar podios. Siempre acostumbraba a subir a los cajones, pero nunca al más alto. Ahora lo hará a lo grande, con el oro olímpico en Tokio, con 19.62, récord de Canadá. El sucesor de Bolt, en la distancia favorita del Relámpago.

Cimentó De Grasse su victoria ya en la arrancada. 135 milésimas, un torpedo que incluso coquetea con la nula. Pero a sus 26 años, el de Scarborough (Ontario) es un cazador profesional. De medallas y de salidas. Y así llegó De Grasse a la recta tercero, con Noah Lyles, el gran favorito, un poco por delante. Lo que pasa es que André tiene siempre una marcha más. La saca en 100 metros, y en 200 se multiplica. Mientras la caída de la velocidad golpeaba a Bednarek (19.68, plata) y Lyles (19.74, bronce), el chico del norte más al norte de América era al fin campeón. Caza mayor: oro olímpico.

Suma este oro al bronce de los 100 metros, distancia que se queda corta este discípulo de Rana Reider en Jacksonville (Florida). Es el quinto podio olímpico para De Grasse, porque en Río 2016 fue bronce en 100 y 4×100 y segundo en 200, siempre por detrás de Usain Bolt, que apuntaba al canadiense como uno de sus futuros sucesores en el trono de la velocidad. Se acusaba a De Grasse de ser poco winner y las lesiones le tuvieron al borde del KO. Dos años perdió. Ya ha cambiado la historia. Por una videocámara sonreía a su numerosa familia, que saludaba desde Scarborough. Su mujer es Nia Ali, plata olímpica en Río 2016 en 110 vallas.

“Llevo esperando este momento toda mi vida. Desde hace cinco años no hacía marcas personales y aquí están. Sabía que los estadounidense Knighton, Lyles y Bednarek me apretarían y eso me animó a correr más”, explica De Grasse, que habla tan veloz como corre y con una elocuencia desmesurada: “19.62 hice, no lo puedo creer. Casi 19.5”.

1,76 y exjugador de baloncesto

De Grasse, que mide 1,76 y apoya a tope a los Toronto Raptors, iba para base de baloncesto. Pero era bajito y muy rápido. Así acabó en el atletismo, en 2012. Comenzó mayor. A los 17. Fue un amigo, que le dejó unas zapatillas de clavos y corrió en 10.9. De ahí a la gloria olímpica en nueve años. Primero entrenando en casa con Stuart McMillan, después en Florida con Reider, el gurú que lleva también a Trayvon Bromell.