Redacción – Gareth Bale resucitó en Abu Dabi con un triplete que metió al Real Madrid en la final del Mundial de Clubs de Emiratos Árabes, donde los blancos lucharán por el título con el Al Ain, anfitrión del torneo y sorprendente ‘verdugo’ de River Plate en la otra semifinal. Los de Solari, que fueron de menos a más, tumbaron al Kashima (1-3) gracias a un fulgurante arranque tras el descanso. Se esperaba más del equipo japonés, que se las hizo pasar canutas a los merengues en diciembre de 2016.

El inicio de partido del Real Madrid fue para echarse las manos a la cabeza después de que el Kashima le generara dos ocasiones en un minuto. En la primera, Serginho obligó a intervenir a Courtois y en la segunda, Shoji desperdició una oportunidad para marcar tras un córner. La falta de confianza merengue en los últimos partidos se trasladó también a Abu Dabi.

El Madrid dejó maniobrar a su antojo a los japoneses y el partido entró en una fase de calma chicha, con algunos jugadores blancos recurriendo a ‘taconcitos’ inútiles y cometiendo excesivas imprecisiones. Solari, muy nervioso, pidió a su equipo más ritmo e intensidad.

El primer chut a puerta de los merengues corrió a cargo de Benzema en el minuto 11. Casi todas las acciones atacantes del conjunto blanco fueron por el carril izquierdo de Bale. El galés, que volvió al equipo tras superar unos problemas en su tobillo derecho, encontró un auténtico chollo en el lateral derecho Nishi, al que desbordó continuamente por velocidad.

El Kashima siguió lanzando zarpazos y Doi perdió un mano a mano con Courtois, que estuvo muy rápido y atento para llegar antes y sacar el balón. Llegó entonces un carrusel de ocasiones del Madrid que Bale, Kroos, Sergio Ramos y Benzema no supieron resolver.

Al borde del descanso, Bale terminó de aprovechar las facilidades de Nishi y batió la portería del Kashima con un disparo cruzado tras recibir una asistencia de Marcelo. Con mínima ventaja terminó una primera mitad en la que el galés, Benzema y Courtois fueron lo único salvable de un gris Real Madrid ante un rival que le faltó dar un paso adelante para terminar de asustar a los de Solari.

El equipo merengue salió decidido a resolver en la segunda mitad y no tardó en hacerlo. Bale, totalmente suelto, le dio un balón a Benzema y el remate del francés lo sacó Shuto Yamamoto en la misma línea de gol. El lateral japonés no estuvo tan acertado cuando cedió un balón a su portero y el central Jung, que fue al cruce, despejó tan mal que le regaló la pelota al galés para que marcara a placer.

Apenas dos minutos después, el atacante galés sentenció el partido con un ‘hat-trick’ tras recibir una nueva asistencia de Marcelo. El galés le pegó con fuerza al palo contrario y el cuero entró por la escuadra. Solari pensó en la final del sábado y no quiso forzar más al de Cardiff, recién salido de unos problemas físicos, y le sustituyó Asensio cuando aún restaba media hora para el final. El mallorquín, que no estaba al cien por cien por un edema muscular, y solo aguantó 14 minutos en el campo. Su lugar lo ocupó Casemiro, que reaparecía de una prolongada lesión.

Isco también tuvo sus minutos tras entrar por un inoperante Lucas Vázquez. El malagueño intentó algunas cosas y con el encuentro prácticamente acabado le dio un gran pase a Benzema, pero el remate del francés se marchó fuera por poco. Antes, el Kashima había anotado el gol del honor tras recurrir el colegiado brasileño Milton Sampaio al VAR, que no vio ningún fuera de juego de Endo en una acción en la que Doi acabó batiendo a Courtois.

De ahí hasta el final, lo más llamativo fue ver a un joven espontáneo saltar al terreno de juego. Casi atropelló a Benzema y acabó abrazado a Marcelo, mientras los servicios de seguridad le sacaban de un campo en el que Bale fue, sin duda, el gran protagonista con un ‘hat-trick’ que le hace recuperar confianza y crédito ante el madridismo.