Los norteamericanos ganaron 2-0 en su debut en la Copa América
Estados Unidos venció a Bolivia con gran actuación de Christian Pulisic en su debut en la Copa América.
Pasó un huracán por la seca y calcinante Arlington. Fue Christian Pulisic. El vendaval en un día sulfúrico.
Estados Unidos demostró, en su re-estreno continental, fútbol, vigor, sobriedad, aunque no le sobró pegada. Algo tuvo que ver Ricardo Pepi en ello. Peccata minuta.
Bolivia fue un lamento y la tarde, un paseo con público, más de 47,000 personas, para que Estados Unidos lo disfrute. El camino pinta menos bondadoso después.
Estados Unidos arrancó sin cadenas. En la primera ráfaga, ni siquiera tan furibunda, Bolivia dio la sensación de refugiarse en una casa de palillos.
Y entonces, a la salida de un córner, Pulisic recogió la pelota en el vértice izquierdo y colgó la pelota, sin soplar con furia, en la escuadra más lejana, impulso inútil de Viscarra mediante.
Si acaso, el insuficiente esmero hizo más estético el gol. Más rotundo, más inalcanzable. No pocos aficionados y periodistas recalaron sus asientos sin haber disfrutado la escena.
Sin cadenas, decíamos. ‘La Verde’ ofrecía mínima resistencia amateur mientras el malogrado pase de Weah hacia Balogun volvió a sus pies; Viscarra, ahora sí, abortó con los pies una nueva granada, que ya llovían.
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ESTADOS UNIDOS FUE SUPERIOR
Zago estabilizó a la anémica verde con un ajuste táctico: su 5-3-2 inicial evolucionó a un 3-4-3 en ataque. Resuelto el asedio, sólo quedaba un problema: Turner apenas tocaba la pelota. El ‘Team USA’ se regodeó con la batuta de Adams, impoluto en su podium del centro de campo, hasta que Justiniano y Haquín llevaron por la fuerza a Reyna al césped.
Mariani apercibió a ambos por el uso de métodos violentos para aparentar normalidad. Poco después, Adams, el mariscal, divisó a Weah a la orilla opuesta; el vástago durmió a la pelota en su botín derecho con un arte que envidiaría su padre, todo un Balón de Oro. Una pena que Haquín, con su barrida (in)oportuna, no contribuyera a embellecer la secuencia.
Se había atascado un tanto Estados Unidos, quizá por auto-regulación, quizá por mérito ajeno, hasta que Pulisic dio con la tecla: recibir de frente tras el mediocampo.
El bloque Haquín-Sagredo retrocedió como los cangrejos y Balogun envió un suave pase a la red ante el cataclismo altiplánico. ‘Dos-a-Cero’, replicaban las tribunas del AT&T Stadium. Algo suena familiar.
Se le acumuló el trabajo a Viscarra: bombazo recto de Pulisic y rezos para que Pepi echará al bote el regalo de Robinson. Para entonces, Berhalter había hecho sonar la bocina para Reyna y Balogun; oportunidad para Cardoso y Pepi, cuya presentación en el partido no pudo ser más desafortunada.
No dejó de percutir Estados Unidos, ahora con Pepi como único punta y Pulisic como pesadilla perpetua. El rutinario tiro de Terceros fue la segunda jugada que ‘La Verde’ concluyó con relativo éxito en toda la tarde.
Viscarra, con las manos juntas, casi en plegaria, rechazó hacia el techo de su cabaña un tercer intento de Pepi, ya turbado con sólo 15 minutos en cancha.
No pasó mucho hasta el cuarto careo: Viscarra, ahora con su brazo izquierdo endilgado, lució providencial. Un portero de quilates en un equipo sin brillo. ¿Hay espacio para una más? Nueva triangulación sobre la frontal, desmarque ruptura de Robinson por izquierda y remate de Pepi en fusilata.
El resultado no varió: Viscarra se ganó los dólares y algún que otro contrato lucrativo. Pepi se retirará con muchos deberes y algunas conmiseraciones. No así Berhalter, ni Pulisic, el huracán, el vendaval, el MVP de la tarde. El capitán, el líder.
Estados Unidos venció a Bolivia con gran actuación de Pulisic.