Redacción – Cinco minutos le bastaron al City para salir del apuro en Alemania y llevarse un triunfo inesperado ante el Schalke en un tramo final inesperado y frenético (2-3). Desconectó el cuadro inglés tras la expulsión de Otamendi pero resucitó a tiempo para evitar complicaciones, plácido como se prevé el encuentro de vuelta en Manchester. Favorito como era en la previa, ahora lo es aún más tras el 2-3 que confirma que el City no solo se centra en la Premier sino también en Europa.
No concede demasiadas oportunidades la Champions, que no entiende de favoritos aunque exista una diferencia notable entre equipos como el Schalke y el City. Se arropó el cuadro alemán ante el campeón inglés, realista ante la cita, consciente de sus limitaciones. Guardiola, en cambio, volvió a desatar a su equipo, siempre sofisticado en lo táctico, con Fernandinho en ese papel de bisagra y con De Bruyne y David Silva escalonados para facilitar el control y la asociación en el medio.
Le surtió efecto al catalán, que no había perdido ante el Schalke en su etapa al frente del Bayern. Conocía a su rival y lo maniató en su propio terreno de entrada, sin muchas más opciones que la de ser solidario, aguantar el temporal e intentar frenar al City. Empresa complicada, más aún tras un error clamoroso entre el arquero y Sané, central del Schalke, que se dejó robar el balón ante un Silva tan liviano como voraz, que regaló el 0-1 a Agüero, siempre en el lugar preciso (18’).
Un tanto inédito por el despiste juvenil del Schalke, merecido para un City que fue superior ante un rival que, sin saber muy bien cómo, se metió en la eliminatoria. Entró el VAR ante unas manos de Otamendi en el área, tan claras para la hinchada local como inciertas para el colectivo arbitral, que tardó más de la cuenta en tomar la decisión. No le tembló el pulso a Bentaleb, ex del Tottenham, que engañó a Ederson para igualar el choque y sorprender a un City que le afectó el empate (37’).
Sangre fría del argelino, que jamás ha fallado una pena máxima con la camiseta de ningún club en el que ha estado. Tampoco en el segundo que tuvo ante el City tras un agarrón de Fernandinho, que como Otamendo vio la amarilla y ambos se perderán la vuelta en Manchester. Anotó Bentaleb con suma confianza para dejar en shock al City, con un cortocircuito inverosímil en Alemania, tan superior de entrada como estupefacto tras las acciones señaladas por Carlos del Cerro Grande.
No le quedó otra al City que reaccionar, presionado como está en Europa, exigido Guardiola en un torneo que no gana desde que salió del Barça. De Bruyne y Agüero tuvieron en sus botas el 2-2 pero resistió el Schalke, cada vez más encerrado, incrédulo por esa ligera ventaja ante uno de los favoritos a alzar la Champions. Le costó traducir al City el dominio, en problemas tras la expulsión de Otamendi por una entrada imprudente que obligó a los ingleses a recurrir a Kompany.
Fue un problema para Guardiola jugar con uno menos en el tramo final, a medio camino su equipo de ir a por el empate o conformarse con un resultado abordable en la vuelta. Aunque de repente se rehizo, aupado por un libre directo magistral de Sané, que describió una parábola imposible de atajar (85’). Resucitó el campeón de la Premier en un guión final frenético, exitoso en el remonte tras una asistencia de Ederson a Sterling, que definió para darle el triunfo a un City que acaricia el pase a la próxima ronda.