Redacción – El honor obliga al Real Madrid a ganar el clásico de Liga frente a Barcelona. También la necesidad de reestablecer algo de estabilidad tras la goleada por 0-3 del miércoles que los dejó fuera de la Copa del Rey. Y poco más.
Real Madrid vuelve al Santiago Bernabéu tres días después buscando el ‘perdón’ de una afición que los dejó morir solos ante el máximo rival. El mismo al que tendrán que hacer frente una vez más en aras de rescatar la propia dignidad, pues la Liga es una quimera cuando se encuentra a una distancia de nueve puntos; una distancia casi insalvable a estas alturas. Recortar no le ayuda gran cosa en la competición.
Sí, en cambio, a conservar el tipo. A que Santiago Solari y sus jugadores se aferren a su narrativa de “seguir peleando hasta el final” más allá de Champions League, la única vía real que les queda para levantar un título a fin de temporada.
“Cada partido es un mundo en sí mismo; también existe el rival y el rival hace sus cosas y condiciona el deporte El otro día le pusimos todo nuestro empeño porque queríamos estar en esa final (de Copa).
Ahora estamos otra vez de pie, en otra competición, en un clásico nuevamente. Todos muy metidos y con muchas ganas”, dijo Solari en rueda de prensa tras el último entrenamiento de su equipo.
El momento en que llega el que en cualquier otra circunstancia partiría como el encuentro más importante del año es incómodo para el Real Madrid, pues en esta ocasión la batalla decisiva, la que determinará la suerte del técnico y medio plantel, vendrá tres días después cuando reciba al Ajax en la vuelta de los octavos de final de la Champions League.
Pero aunque tenga la competición europea como prioridad, el Real Madrid está obligado dar su mejor versión frente a Barcelona, pues no puede darse el lujo de perder otro clásico en menos de una semana. Así, Solari tiene una difícil decisión que tomar para enviar a la cancha a un equipo lo suficientemente competitivo para volverle a plantar cara al máximo rival, pero sin poner en riesgo el choque europeo.
Con el choque de Champions League a la vuelta de la esquina, Solari necesita administrar recursos. Y deberá hacerlo de una manera sutil, dado el arrastre mediático y el prestigio que supone disputar un clásico.
Su principal preocupación se centra en Raphael Varane, que entrenó con un vendaje en la rodilla después de llevarse un duro golpe el jueves. El entrenador no podrá contar con Nacho Fernández, suspendido por acumulación de tarjetas, por lo que la presencia del francés al lado de Sergio Ramos en la central es indispensable. Sin embargo, el riesgo de cara al encuentro ante Ajax es enorme.
El entrenador no puede contar con el capitán que cumplirá el primero de dos partidos de sanción, uno por acumulación y el segundo por forzar la tarjeta amarilla, por lo que necesita a Varane en su mejor versión para acompañar a Nacho. No hay otra opción viable para la central en el Real Madrid, toda vez que Jesús Vallejo no ha contado para el entrenador.
En la izquierda, lo normal es que Marcelo ocupe el lugar de Sergio Reguilón, uno de los hombres más destacados del conjunto merengue en el clásico copero, si la intención es que el canterano llegue lo más fresco posible a Europa. En la derecha, Dani Carvajal se mantiene como titular pero dependerá de sus sensaciones ya que también salió tocado tras el clásico.
Tampoco podrá estar el lesionado Marcos Llorente, lo que dejará a Casemiro sin descanso para el martes. Está por verse si, en cambio, reserva a alguno de sus motores, Luka Modric o Toni Kroos, y en su lugar da la oportunidad a Dani Ceballos.
Adelante, Karim Benzema parte como el único indiscutible. Aunque Lucas Vázquez y Vinicius Júnior se han afianzado como titulares, al menos el gallego podría tener descanso.
Falta ver si el entrenador, que se empeña en defender el “protagonismo” de Bale y Asensio como “hombres determinantes”, lo lleva a la práctica y decide confiar en alguno de los dos para el once inicial, algo cada vez menos frecuente. El galés solo ha sido titular en dos de los últimos ocho partidos.
Asensio, por su parte, ha gozado de minutos en siete de los últimos ocho partidos y solo una vez de titular, en la derrota por 1-2 ante Girona. En cambio, se quedó en la banca en el derbi ante el Atlético.
La última opción es la de Isco, listo para jugar desde hace más de una semana; pero la falta de química con el entrenador y su bajón de juego, lo colocan, de momento, más cerca de acompañar a los descartes habituales Valverde, Brahim, Vallejo o Mariano, ya sea a la banca o a la grada, que de una nueva oportunidad de brillar.