Redacción – Tarde de verano en 1997. Antonio Mohamed salía del entrenamiento en el Estadio Neza 86 y un estudiante de periodismo lo esperaba para entrevistarlo.

El testimonio del Turco resultaba fundamental, pues el joven realizaba una tesis sobre los cracks de la década de los 90 en el futbol mexicano y el argentino era uno de ellos…

Una de las primeras preguntas rayó en la inocencia, pero encontró una respuesta reveladora.

– ¿Por qué no corres igual que tus compañeros y le reclamas tanto al árbitro durante los partidos?

– Porque soy el más inteligente de todos… (Respondió sin titubear el entonces número ‘11’).

Lo era. En aquellos años el irreverente ‘Tony’ era el jefe de la banda de los Toros de Neza que le ponía color y espectáculo a la Liga.

Mohamed es un gol imposible, un trazo milimétrico para el ‘Pony’ o Arangio, un túnel ante la causa perdida, el cabello teñido con los colores de la bandera de México, las calcetas desmayadas o un enmascarado fácil de identificar por el sobrepeso… Es también una canción de Luis Miguel, su cantante favorito.

Fue el artífice de la moda en el futbol mexicano durante la década de los 90. Antes, introdujo las licras multicolor en el balompié argentino e italiano, donde provocó un escándalo entre los puristas casados con los colores clásicos de la Fiorentina.

El mismo que en su época de jugador hacía trampa y ajustaba la báscula para pesar los 83 kilos que le exigían, pues de lo contrario lo multaban. La realidad es que en el mejor de los casos rondaba los 87.

Desde aquella época el ‘Turco’ –apodado así por el origen de su apellido– tenía claro que cuando terminara su etapa como jugador se convertiría en director técnico.

Incluso, un día anticipó que como entrenador sería el mejor vestido… Años más tarde lo cumplió.

Si como futbolista fue estrafalario e irreverente, hoy viste de gala. Le encanta la moda, los trajes con chaleco, los gazné, las bufandas, las boinas, los zapatos puntiagudos o unos bicolor italianos con suela gruesa, además de que agregó unos modernos anteojos a su estampa.

Durante el Mundial de Alemania 2006, Antonio Mohamed y su familia sufrieron el golpe más duro que les ha dado la vida, pues en un accidente, Faryd, el hijo pequeño de ‘Tony’, falleció.

Por ello, desde entonces el argentino coloca en forma de rito antes de cada partido el rosario de Faryd en la banca de suplentes. Es su amuleto… Por su hijo sigue amando al futbol.

Mohamed tenía una deuda pendiente que, después de dos finales perdidas, por fin pudo saldar, pues le había prometido a Faryd (q.e.p.d), quien era hincha de Monterrey y se crió en la ciudad, levantar un título en su honor vestido de rayado.

El llanto del ‘Turco’, luego de que Leonel Vangioni consiguió el penal decisivo, fue liberador. Apenas dos meses y 20 días atrás había regresado a casa con un equipo lejos de la Liguilla y los peores presagios de cara al Mundial de Clubes.

Hoy, el amante de las pastas y las empanadas árabes que le cocinaba su madre, Norma (fallecida en enero de este año), debe ser uno de los personajes del futbol más felices. Prometió que volvería y cumplió, luego de amargas experiencias en el Celta de Vigo y Huracán.

Antonio Mohamed y su rosario están más vigentes que nunca con tres títulos con diferentes equipos en el balompié azteca. La deuda con Faryd quedó saldada y ‘Tony’ llora de felicidad.