Los Warriors se resisten a morir y derrotaron a los Lakers en el quinto partido de los playoffs de la NBA

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Los Golden State Warriors han solventado con cierta comodidad el primer ‘match ball’ de su serie con Los Angeles Lakers tras llevarse el quinto partido por 121-106. Victoria local sin sobresalto alguno y que ha llegado tras un gran tramo final de primera mitad, que dio a los de Steve Kerr el mando del partido para nunca más soltarlo

Como no podía ser de otra forma, el acierto exterior fue lo que permitió a los campeones empezar mandando. El 32-28 del primer cuarto llegó gracias al 7/11 en triples local, la única respuesta posible al dominio interior de Anthony Davis, que nada más empezar el partido ya impuso su ley en la zona.

No estaba bien LeBron James (4 pérdidas) pero aún estaba peor Klay Thompson (3/12 en tiros de campo), por lo que los Lakers llegaron a ponerse por delante en el marcador con el 32-34 ya en el segundo cuarto. Esa fue la primera vez que los visitantes mandaron en el marcador… y la última. El acierto exterior de los Warriors seguía estando ahí como lo estaba la magia de sus estrellas: Stephen Curry (27 puntos) le puso la guinda a una buena primera mitad de los suyos con un triple para delirio local.

El paso por vestuarios no sentó bien a los de Darvin Ham, que se desangraban en defensa y no podían aprovechar su superioridad física. En el tercer cuarto, la ventaja local se disparó hasta los 18 puntos con el 79-61. Y eso a pesar de que los Warriors firmaron un 0/9 en triples en ese periodo y solamente 23 puntos. La clave de la victoria local estuvo en las otras estrellas. Jordan Poole sigue desaparecido en combate (11 puntos con un 1/6 en triples), por lo que el paso al frente lo dieron los otros dos secundarios de lujo de los Warriors. Draymond Green firmó un sensacional partido. Además de su defensa e intensidad, innegociables en él, fue capaz de ser un factor determinante en ataque, terminando con 20 puntos, 10 rebotes y 4 asistencias. Si puede sumar en ataque como hoy, puede que sea el factor que decante la balanza en lo que queda de serie. El que también explotó cuando más lo necesitaban los suyos fue Andrew Wiggins, que con 25 puntos, 7 rebotes y 5 asistencias fue importantísimo para evitar la eliminación y darle a los Warriors la mayor ventaja en el partido.

Estaba claro que no era el día de los Lakers. La segunda mitad fue un quiero y no puedo constante de los de dorado y púrpura, que además vieron como la mala suerte se cebaba con ellos en forma de lesión. En la disputa por un rebote, Looney golpeó la cara de Anthony Davis y este último tuvo que abandonar el partido. Ese percance, casi ocho minutos para el final del partido, fue el que terminó de sentenciar el encuentro, con ambos entrenadores retirando al cabo de pocos minutos sus titulares y levantando la bandera blanca.

La serie viaja ahora a Los Angeles una vez más, con los Lakers teniendo la opción de sentenciar la eliminatoria en su casa pero con los ojos puestos en el estado físico de Anthony Davis, que tendrá que ser examinado por el golpe y cuya participación es en estos momentos toda una incógnita.