Lionel Messi cumple este lunes 17 años de su estreno con la camiseta del primer equipo del Barcelona. Fue un 16 de noviembre de 2003, con motivo de la inauguración del nuevo estadio del Porto, cuando Frank Rijkaard llamó a aquel explosivo chaval argentino que después de deslumbrar con el equipo cadete empezaba a hacerlo con el juvenil B. Al entrenador holandés le hablaron maravillas de él y junto a otros integrantes del fútbol base (Oriol Riera, Jordi Gómez, Manel Expósito y Xavier Ginard) y un brasileño (Tiago Calvano) que estaba a prueba lo citó para aquel amistoso.
El Barça, repleto de canteranos, perdió por 2-0 ante el equipo que dirigía en aquel entonces José Mourinho y los 15 minutos que disfrutó en el campo Messi (entró por Fernando Navarro en la parte final del choque), invitaron a pensar que tenía madera de gran jugador. ¿De crack? Nadie podía imaginar, con 16 años, que aquel argentino alcanzaría la consideración de número uno.
En los campos adyacentes al Camp Nou, sin embargo, quienes le seguían de cerca en las categorías inferiores ya entendían que el Barcelona tenía en Lionel a un diamante en bruto que arrasaba en el terreno de juego con una facilidad impropia. Despues de marcar 38 goles en 31 partidos durante la temporada 2002-03 con el equipo cadete que entrenaba Alex García, los responsables del fútbol base en la primera temporada de Joan Laporta como presidente estimaron su ascenso al Juvenil B que dirigía el argentino Guillermo Hoyos.
Fue, aquella temporada 2003-04, la que Messi llegó a jugar en cinco equipos distintos del Barça: los dos juveniles, los dos filiales y el primer equipo, la noche de la que se cumplen hoy 17 años. Una circunstancia nunca vista en la historia del club azulgrana.
Realizó la pretemporada con la plantilla del Juvenil B pero su espectacularidad fue de tal consideración que sin llegar a debutar Juan Carlos Pérez Rojo, entrenador del Juvenil A, decidió reclutarlo de inmediato para hacerle debutar con el equipo ya en la segunda jornada de Liga ante el Hércules. El 26 de octubre, jornada 8, anotó un póquer de goles en el 0-7 frente al Nàstic de Tarragona y pocos días después sumó un hat-trick en la victoria por 8-1 sobre el Granollers.
🔙 16 noviembre, 2003 | Leo #Messi, con 16 años, debutó con el primer equipo del Barça en un amistoso contra el Oporto.
Y desde entonces, todo cambió para siempre 🐐 pic.twitter.com/yQNVmBfUJI
— FC Barcelona (@FCBarcelona_es) November 16, 2020
Disfrutó de aquella noche inolvidable en Portugal de la que supo por boca de su padre tres días antes del partido (se lo dijo el entonces coordinador del fútbol base Josep Colomer) y al cabo de dos semanas, el 29 de noviembre (curiosamente la fecha de fundación del club) dio el salto al segundo filial, el Barça C de Pep Boada, en un partido en el que derrotó (2-1) al Europa y participó en el primer gol. Estrenó su cuenta con un hat-trick al cabo de tres semanas, ganando por 2-3 al Gramenet B (los dos últimos goles voltearon el marcador en los dos últimos minutos) y al cabo de cuatro meses… otro salto.
Le reclamó Pere Gratacós para jugar en el Barça B, en 2ª División B, y debutó el 11 de marzo de 2004 enfrentándose al Mataró (1-0) en el Miniestadi. Cerró el curso sumando 37 partidos oficiales y 35 goles entre los cuatro equipos.
Con el Juvenil B disputó los últimos tres partidos de Liga para conquistar el título (ganando en el derbi frente al Espanyol B por 1-3), sumó 19 partidos y 29 goles con el Juvenil A, 10 partidos y 5 goles con el Barça C y 5 partidos, sin anotar, con el filial. Además del amistoso con el primer equipo.
Acabada la temporada 2003-04 la dirección deportiva comandada por Txiki Begiristain solventó que Messi pasase a formar parte del Barça B de pleno derecho. Con 17 años se convirtió en el futbolista más joven de la plantilla comandada por Pere Gratacós para jugar en 2ª División y se acordó que a la vista de su proyección alternase los entrenamisntos del filial con el primer equipo, estimándose la opción de poder llegar a debutar oficialmente a las órdenes de Rijkaard.
El argentino completó las primeras siete jornadas con el Barça B, con un saldo de tres victorias, tres derrotas y un empate (marcando dos goles) y el 14 de octubre de 2004 conoció que el entrenador del primer equipo tenía decidido citarle para el derbi a disputar dos días después en Montjuïc frente al Espanyol.
Lesionados Gabri, Silvynho, Edmilson, Motta, Gerard, Jorquera y Giuly, Rijkaard echó mano del filial y además de Messi convocó a Christian, Damià, Rubén y Peña. Finalmente sería Leo el único en participar del encuentro, sustituyendo a Deco (autor del único gol del partido) cuando faltaban ocho minutos para el final.
Con 17 años y cuatro meses había cumplido su sueño. Hasta el final de la temporada el argentino disputó 17 partidos con el filial y nueve con el primer equipo, estrenando su cuenta goleadora en el último choque disputado en el Camp Nou frente al Albacete.
Su despedida del Barça B tuvo un sabor especial. El 21 de mayo de 2005 el filial azulgrana goleó al filial de Osasuna (4-0) en el Miniestadi y Pere Gratacós decidió sustituirle a tres minutos del final (entró en su lugar su amigo Jordi Gómez) «para que la afición le aplaudiera. Se merecía despedirse del Mini con una ovación» recordó el entrenador tiempo después.
«A los 17 años cualquier futbolista puede ser bueno o muy bueno, pero no deja de ser un chaval, que debe crecer en todos los sentidos, hacerse, acabar de formarse… Hay que tener cuidado con ese tránsito pero Leo, él era otra cosa», rememoró tiempo después Carles Rexach, el eterno personaje ligado al Barça y que fue quien decidió en su momento su fichaje, años antes.
«Era muy rápido físicamente, pero también mentalmente. Cuando tomaba una decisión, el rival aún no había tenido ni tiempo de pensarlo» apuntó Gratacós, que cuando se despidió de aquel joven ya tenía clara que su proyección era imparable.
Campeón del mundo sub’20 con una actuación estelar en el torneo que se disputó en Holanda, marcando en todas las fases y cerrando con un doblete ante Nigeria, la confirmación definitiva llegó en el trofeo Joan Gamper de 2005, cuando se exhibió frente a la Juventus, se cerró la puerta a una posible cesión que se contempló al Espanyol y se convirtió no solo en jugador de pleno derecho del primer equipo… Sino que dio paso a una historia que, al cabo de 17 años de aquella noche del estreno en Portugal, superó todas las expectativas.