La Champions siempre guarda sorpresas inesperadas. En semifinales pero también en la fase de grupos como le ocurrió al City, que cayó contra pronóstico en casa frente a un Lyon comprometido y sólido, eficaz en las áreas (1-2). Europa cambió al City, destemplado como el Etihad, más vacío que de costumbre. Todo fue anómalo desde la melodía, sobre el terreno de juego y en el área técnica. No estuvo Guardiola, que acarreaba una sanción del curso pasado, sentado junto a su familia en uno de los palcos del estadio. Incrédulo e impotente, el catalán no reconoció a los suyos, con Arteta dirigiendo desde abajo, también atónito ante la exhibición del Lyon.

Atrevido y sin complejos, algo que no muchos pueden decir cuando se enfrentan al City, el cuadro francés fue irreverente en Manchester, consciente del trabajo que tenían encomendado. Empezó el Lyon a robar balones, cada vez más confiado a la vez que los locales perdían autoridad en el juego. No pudo sobreponerse el City, extrañamente inferior e intermitente. Tan solo alguna jugada aislada amenazó al Lyon, aunque no apuró en demasía a Lopes.

Un balón a la madera a remate de Laporte fue la acción más destacada del City, que en cuestión de minutos se vio sorprendido. En el juego aéreo y sobre todo en la transición, penalizado por las múltiples pérdidas en la fase de salida. El 0-1, sin embargo, llegó como consecuencia de un fallo de Delph, que no acertó a rechazar un centro de Fekir y Cornet, libre en el segundo palo, remató sin oposición, imposible para Ederson (26’).

El tanto cayó como un jarro de agua fría para el City, poco acostumbrado a ir a remolque, obligado a revertir la dinámica. Aunque no pudo el conjunto de Guardiola en el primer tiempo, con Agüero y Sané en el banquillo, retratado al filo del intermedio por un error de Fernandinho. El brasileño se dejó el balón atrás, Fekir lo recuperó y conectó un remate potente y ajustado (44’). Se instaló la preocupación en el Etihad, con tímidos silbidos de fondo por la actuación de su equipo.

Sirvió de algo el descanso, más incisivo el City aunque el Lyon siguió compacto y solidario atrás. Arteta, sin embargo, movió piezas y dio entrada a Agüero y a Sané. En una de sus incursiones, el alemán se zafó de su par y asistió a Bernardo Silva, que puso el 1-2 y encendió a la público (66’). Antes Depay, ex del United, pudo sentenciar en una buena transición de los visitantes, que se toparon con el palo para desesperación de Bruno Génésio.

No le tembló en exceso el pulso al Lyon a pesar de poner en riesgo su preciado botín, si bien es cierto que el City recuperó la versión que más intimida, capaz de arrollar a cualquier rival en pocos minutos. Monopolizó el esférico en el tramo final, con alguna llegada de peligro, aunque el cuadro francés aguantó de forma estoica y se llevó un más que merecido triunfo del Etihad en la jornada inaugural de la Champions. Al City le tocará remar a contracorriente tras una derrota inesperada.