Redacción – El Barcelona volvió a hundirse en Valencia, en su visita a un Levante que hace dos temporadas le venció por 5-4 marcándole tres goles en diez minutos y que este sábado se los marcó en siete para convertir un fantasmal 0-1 en un trágico 3-1 que dejó a las claras la desastrosa imagen de un líder de barro, incapaz de enlazar dos partidos consistentes y que acabó sufriendo la tercera derrota de la temporada.
Parece el Barça un equipo hecho para días concretos, partidos grandes, momentos especiales, rivales señalados pero que en el devenir del curso, en esos encuentros sin historia, desaparece del escenario, pierde toda la consistencia y no muestra, ni de lejos, la imagen que se esperaría de un equipo que aspira a ganarlo todo, día a día y sin dejar nada por el camino.
Ganó Messi al Valladolid, en una noche sin historia colectiva, y perdió el Barça en Valencia, en una tarde colectivamente desastrosa, que comenzó con susto y acabó con alarma. Se presentó atrevido el Levante, sin puntería pero buscando a Ter Stegen y en cuanto encontró la portería le bastaron tres remates para marcar tres goles que fueron tres puñaladas a un rival sin capacidad ninguna.
Media hora tardó el equipo de Valverde en rematar con peligro, sacando Aitor un remate cruzado de Griezmann, y 38 minutos en poner una teórica normalidad, aunque nula lógica, en el marcador. Miramón llegó tarde al encuentro de Semedo en el área local y el penalti, claro, lo transformó Messi para colocar un 0-1 que regaló tranquilidad al líder hasta el descanso.
Antes de ese intermedio se marchó, lesionado, Suárez, y después, a la vuelta de la caseta, siguió siendo el partido una colección de imprecisiones y de un Barça sin la ambición necesaria para sentenciar su victoria, mientras enfrente el Levante empezaba a creer, no perdía los nervios y entendía que tarde o temprano tendría su oportunidad.
De golpe le llegaron dos, en sus dos primeros remates a puerta al rebasar la hora de partido, y le sirvieron al equipo granota para darle la vuelta al marcador ante la incredulidad de un Barça derrumbado. Campaña a placer y Borja Mayoral, con un obús desde la frontal, convirtieron el 0-1 en el 2-1 y al cabo de nada, con el estadio encendido y el líder despistado, logró Radoja el increíble 3-1.
Buscaba el Barça su octava victoria consecutiva de la temporada, la sexta en la Liga, para darse un empujón moral y el Levante le bajó de la nube a golpes. Golpes duros que dejaron en el escenario una realidad incómoda para el equipo de Valverde, capaz de lo mejor a lomos de Messi e incapaz de cualquier cosa en partidos sin historial aparente cuando al capitán no le alcanza.