El Barça sufre, pero le ganó al Levante

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El Barcelona se reveló contra las circunstancias, contra su propia impotencia, sus dudas y malas sensaciones para sumar una victoria tan trascendental como trabajada al vencer 1-0 al Levante.

El cuadro catalán se acercaba al abismo de un nuevo fracaso tras rematar hasta 21 veces a la portería de Aitor Fernández, cuando un balón recuperado entre Martin Braithwaite y Frenkie de Jong acabó con el pase profundo del holandés a Lionel Messi, quien lanzó un obús cruzado para ahuyentar a los fantasmas del mal augurio con su gol al minuto 76.

El Barça pidió la hora, encerrado en su área y agobiado por un Levante que buscó el empate hasta el último suspiro, pero que se encontró con un cerco al área de Marc-Andre Ter Stegen con base en tiros de esquina, mientras que los catalanes mostraban que la alegría no es cosa suya.

Fue, al fin, una victoria ajustada que no sentenció hasta el final, pero que al fin y al cabo sirve para ganar tiempo y respirar con algo de paz hasta el miércoles, cuando el Barcelona deba enfrentar a la Real Sociedad.

El equipo de Ronald Koeman ganó por insistencia y por necesidad y no por brillantez ni contundencia.

Al final del día, el Barcerlona ganó, pero con el paso de las horas se descubre un triste y mínimo consuelo en este tiempo de entreguerras.

Da la sensación que el Barça no acaba de saber hacia dónde va. Koeman retocó poco los nombres, pero modificó el sistema con Sergio Busquets como único mediocentro en un 4-3-3 atacante que se convertía en 4-1-4 defensivo con la intención de ganar mayor consistencia, pero del dibujo y la idea a la realidad hubo un mundo de distancia.

El equipo azulgrana corre hacia adelante y hacia atrás, pero más sin balón que con él, y cuando lo tiene en su poder, lo conduce sin la precisión necesaria para que el rival pierda los estribos y la colocación.

En la defensa, el sufrimiento es aún enorme, a tal grado, que el Barcelona llegó a temblar tras el gol de Messi, cuando un despiste mayúsculo y colectivo le dejó el balón franco a Jorge de Frutos para que éste se asustase y regalase un disparo manso a la mano derecha de Ter Stegen.

El Levante tenía el balón y remataba sin mayor peligro y disfrutaba de una tranquilidad aparente que fue interrumpida sólo por una volea de Jordi Alba y un remate cruzado de Antione Griezmann para llegar al descanso.

Sin más cambio que una mayor intensidad, pero con similar juego plano, el partido no varió en exceso en una segunda mitad en la que los de Koeman sumaban ataques ante el repliegue cada vez más acentuado del Levante y se multiplicaban los disparos.

Tenía que llegar el gol por acumulación, por más que no se adivinase a través de quién luego de los nueve remates sin suerte de Messi, hasta que el argentino, por fin, cazó el disparo perfecto.

De ahí al final sufrimiento. Ver para creer.

El Levante fue capaz de poner el miedo en el cuerpo al Barça, de tal manera, que hasta Koeman metió a jugar a Samuel Umtiti en lugar de Griezmann para luego rogar por el fin del juego para una victoria por la mínima diferencia, pero que permite respirar hondo al cuadro catalán.