Redacción – El Barça logró una victoria fundamental en el Sánchez-Pizjuán (2-4) para mantener, como mínimo, su ventaja en la cabeza de la Liga antes de visitar el Santiago Bernabéu. El equipo azulgrana reaccionó dos veces con el marcador en contra ante un Sevilla que hizo una gran primera hora de partido, hasta que le fallaron las fuerzas. Pero Ernesto Valverde, a quien le funcionó el 4-2-3-1 de la segunda parte, debería seguir preocupado porque la dependencia de Leo Messi sigue siendo descomunal. Suyos fueron los primeros tres goles, un ‘hat trick’ de bellísima factura, y también la asistencia a Luis Suárez en el 2-4, ya en el tiempo de descuento, para que rompiera su mala racha ante el gol. Fue un recital del ‘10’ ante su víctima preferida.

Al desconcierto habitual del Barça en el inicio de muchos partidos, se sumó el horario de la siesta con el solecito sevillano de las cuatro y cuarto de la tarde. Así, con Umtiti todavía preguntando, con el balón en juego, a Alba y Busquets detalles de las tácticas de los dos equipos, Wöber, inesperado carrilero por la izquierda en un 3-5-2, colocó un balón de oro como extremo en el área pequeña que Promes remató al primer toque, obligando a Ter Stegen a evitar el gol con una gran intervención de reflejos. Otras dos llegadas más, aunque por la derecha, de Jesús Navas, con centros peligrosos que no encontraron rematador, evidenciaron que el Barça estaba muy espeso.

En ataque, Messi no estaba inspirado en el pase final. Luis Suárez peleaba con más corazón que cabeza y el Barça no intimidaba a Vaclik. No pintaba bien la película para el Barça y en el minuto 22 se confirmó. Con el Barça posicionado en ataque en una posesión larga, Promes cortó un pase de Messi a Coutinho que podría haber dejado solo al brasileño y la contra del Sevilla fue fulgurante, con Ben Yedder controlando y asistiendo a Navas, quien aprovechó una autopista inexplicable para batir a Ter Stegen con un disparo cruzado. Con Alba abierto en posición de extremo, ningún centrocampista reaccionó a tiempo y tampoco Umtiti pudo cubrir la zona, quizás por su inactividad.

Afortunadamente para el Barça, Messi es mucho Messi. Y más contra el Sevilla, su víctima preferida. Tras las discusiones posteriores al 1-0 (Busquets, Piqué y Vidal ni se taparon la boca entre voces), el argentino aprovechó en el 25’ un gran servicio de Rakitic para lograr el 1-1 con una volea espectacular al primer toque con la zurda.

Pero el Barça seguía incómodo, con Rog presionando la salida de balón de Busquets y Ben Yedder cargando con una amarilla a Piqué tras una gran acción.

Luis Suárez seguía desaprovechando los ataques más trenzados con excesiva torpeza y el 2-1 llegó de la nada. Tras un buen corte de Umtiti, el despeje de Ter Stegen con el pie se quedó corto, pilló a la defensa saliendo y Sarabia, al límite del fuera de juego, asistió a Mercado, que marcó con otro disparo cruzado. Al descanso perdiendo y con Dembélé y Sergi Roberto ya calentando, incluso antes del 2-1.

Valverde pasó a la acción con la entrada de Sergi Roberto por Semedo y Dembélé por Vidal. Dibujó un 4-2-3-1, con Messi en la mediapunta y protagonismo para las internadas del extremo francés por la derecha, aunque no acertó, más centrado, en un remate claro tras servicio de Suárez.

No es que el Barça mejorara mucho, pero por lo menos ya mandó más, con posesiones más largas y cedió menos contras. En el Sevilla, cansado tras su gran presión y con un día menos de reposo tras la Europa League, Pablo Machín agotó los tres cambios muy pronto. Era otro partido.

 

Y Messi, quién si no, olió el nuevo escenario para lograr el 2-2. Él subió la presión a Vaclik, quien erró con un despeje corto. Igual que en el 2-1 de Mercado, el Barça no desaprovechó la superioridad, Dembélé asistió a Messi, quien conectó un gran disparo con la derecha para empatar.

Siguió dominando el Barça en busca del 2-3 ante un Sevilla siempre peligroso a la contra, pero que ya no llegó con claridad. Vaclik desvió a córner un disparo de Messi desde la frontal a diez minutos del final. Era el aviso de su ‘hat trick’, culminado con una picadita maravillosa sobre la salida de Vaclik tras una disparo de Aleñá que quedó frenado en boca de gol. Y el argentino cerró su antologÍa asistiendo a Luis Suárez. Y el uruguayo no perdonó con una vaselina perfecta para acabar con sus dudas ante el gol.