Redacción – Al Barcelona le separan 90 minutos de la final del Wanda Metropolitano. Ese es el mensaje optimista que se repite alrededor de un Camp Nou donde, conquistada la Liga, la palabra triplete se repite como un mensaje inequívoco de la euforia que rodea al equipo de Valverde. Dentro del vestuario, sin embargo, nadie habla en semejantes términos.
Valverde desplazó este lunes a prácticamente toda su plantilla a Inglaterra. Solo se quedaron en Barcelona Dembélé y Todibo, lesionados ambos el sábado en Vigo, y en la relación de viajeros, de 23 futbolistas, se incluyó a Rafinha, quien sigue de baja, en una señal clara por parte del entrenador: quiere a todos los futbolistas juntos en una jornada que puede ser histórica para el Barça: su regreso a una final de Champions después de cuatro años desde la última vez que lo consiguió.
Nunca que viajó a un partido de vuelta habiendo ganado la ida por 3-0 fue el Barça eliminado. Seis de seis, con el último precedente de la semifinal de 2015 ante el Bayern, aplastado en el Camp Nou por este mismo resultado que en Múnich le condujo a la final de Berlín.
Tampoco el Liverpool tiene buen recuerdo de ello, habiendo perdido fuera de Anfield en la ida dos veces por 3-0 y no habiendo podido remontar en su estadio, la última en la semifinal de la Recopa de 1997, cuando venció por un insuficiente 2-0 al PSG, que se metió en la final… que perdió ante el Barça.
Todo parece dibujarse en tonos azulgranas, cuya expedición arribó a Liverpool conociendo por boca de Jurgen Klopp en su rueda de prensa previa que la conmoción sufrida por Salah en Newcastle le apartará del partido de este martes, sumándose así a la baja de Firmino… y convirtiendo el reto del Liverpool en poco menos que una odisea, faltando dos de sus mejores argumentos ofensivos que se sumaron a la lesión de Keita.
Pero de confianzas… Cero. El Barça conoció esa baja que muchos entienden como definitiva para enterrar las opciones del Liverpool y sin embargo no varió ni un ápice la cautela con que se toma el choque de Anfield, hasta el punto que Valverde se planteó la opción de variar su planteamiento, reforzando el centro del campo y sacrificando a Coutinho.
De esta manera, Sergi Roberto podría colocarse en la media acompañando a Busquets, Rakitic y Arturo Vidal, quien le habría ganado el puesto otra vez a Arthur Melo, y Semedo entraría en el lateral derecho. Con esta solución, el entrenador azulgrana pretendería amarrar más al Liverpool en el centro del campo, evitando su vértigo y, además, manteniendo ese “control” que tan imprescindible considera Valverde en la búsqueda del éxito de su equipo.
Dos partidos de Liga, dos trámites absolutos, la final de Copa ante el Valencia y dos partidos en Europa separan al Barça de la conquista del tercer triplete de su historia. Para que exista esa opción debe hacer valer, como siempre en el pasado, esa ventaja de tres goles en Anfield, donde la pasión será máxima entre una hinchada cuya fe en la remontada es muy limitada.
El Barça, con Messi al frente, está en puertas de otra temporada histórica. Cuatro años después de besar el cielo en Berlín, Madrid espera… con una escala, esper que solamente técnica, en Liverpool.