Redacción – La controversia sobre el efecto del ejercicio en la salud mental ha sido una constante entre psiquiatras y psicólogos. A pesar de las decenas de estudios que se han realizado en el mundo en las últimas décadas, la evidencia siempre ha desembocado en datos contradictorios. No ha resultado fácil aislar el efecto del ejercicio de otras variables en la población, ni tener una muestra amplia, mucho menos estudiar los distintos tipos de actividad física y su duración.
Para zanjar el asunto, Sammi R. Chekroud, de la U. de Oxford, junto a colegas de la U. de Yale analizaron cerca de 856 estudios sobre el tema. Se trata de la investigación más ambiciosa en este campo, pues reúne datos de 1.237.194 personas mayores de 18 años en Estados Unidos. Los resultados acaban de ser presentados en la revista The Lancet y abren una interesante ventana para entender mucho mejor la relación entre actividad física y enfermedad mental, específicamente depresión.
Una primera y gran conclusión del trabajo es que las personas que practican ejercicio reducen en uno a cinco (aproximadamente 43 %) los días de mala salud mental en el último mes frente a las que no se ejercitaron.
En cuanto a la intensidad del ejercicio, el grupo de Oxford y Yale encontró que la asociación fue más fuerte para las personas que se ejercitaron de 30 a 60 minutos por sesión, de tres a cinco veces por semana.
¿Existe alguna diferencia entre un deporte y otro? Todo indica que sí. Participar en deportes populares (de equipo) y ciclismo se asoció con la carga más baja de mala salud mental. “Más ejercicio no siempre fue mejor”, señalaron los autores. Aquí hay una advertencia importante: los rangos extremos de más de 23 veces al mes o más de 90 minutos por sesión se asociaron con una peor salud mental.
“Nuestro hallazgo de que los deportes populares, principalmente basados en equipos, estuvieron asociados con la carga más baja de mala salud mental está en línea con estudios que muestran que la actividad social promueve la resistencia al estrés y reduce la depresión, y los beneficios prosociales de minimizar el aislamiento social y las sensaciones de aislamiento un beneficio adicional para la salud mental en comparación con otras formas de ejercicio físico”, anotaron los autores.
Otra interesante sorpresa del estudio es que los ejercicios como yoga y tai chi se asociaron con una menor carga de mala salud mental que caminar u otros ejercicios.
“Estos hallazgos podrían ofrecer una plataforma para futuras investigaciones sobre el papel del ejercicio en la reducción de la carga de salud mental de una manera más eficiente, tanto en ensayos clínicos aleatorizados como a nivel de población”, concluyeron los investigadores.