Dani Alves cumplirá un mes en prisión. El futbolista que brilló en Barcelona y en la selección de Brasil aún no ha podido conseguir ser liberado con prisión domiciliaria ni tampoco tiene acceso al pago de una fianza desde que fue detenido al ser acusado de agresión sexual a una joven de 23 años en una discoteca de la capital de Cataluña. Mientras el tiempo trascurre, y sus abogados intentan conseguirle algún beneficio para que el proceso judicial no lo viva tras las rejas, un reo del centro penitenciario de Brians 2 dialogó con un programa de la televisión española y contó algunos detalles sobre la nueva vida del deportista de 39 años.
Según contó en diálogo con El Programa de Ana Rosa, los días de Alves no han sido fáciles para su psiquis pero poco a poco se ha ido acostumbrando al encierro. Luego de unas primeros jornadas de angustia, ha empezado a sociabilizar con sus compañeros: “Ayuda en lo que puede. Compra cosas a la gente de comer y todas esas cosas. Ayuda e invita. Intenta pasar desapercibido y es muy afable con la gente. No va de estrella. Hay funcionarios que le bailan el agua y hay otros que se alegran de tenerlo ahí”.
Cabe recordar que desde el exterior estos presos pueden hasta cierta suma de dinero que se les carga en una tarjeta que pueden gastar en unas tiendas internas a cambio de comida. Es así que el ex Juventus y PSG colabora con sus nuevos compañeros con quienes incluso habla a veces sobre el caso que lo tiene tras las rejas.
“Él no habla mucho, pero lo que dice es que él no ha abusado de nadie, ni pegado a nadie. Y que, si la chica no hubiera querido, él no hubiese querido hacerlo. Que él no obligó a nadie”, reveló el reo quien además dio cuenta de lo que pasa por la cabeza del futbolista: “Él cree que que va a seguir dentro. Ahora cuando la chica ha dicho que tampoco quiere dinero ni nada, pues eso le afecta. Pero él cree que no debe estar ahí dentro y no se siente bien ahí”.
Cabe recordar que la denunciante renunció a la posibilidad de recibir una compensación económica si finalmente se prueba el delito de agresión sexual. Además, sus declaraciones han sido siempre firmes con su primera versión, a diferencia de la del brasileño que cambió en cuatro ocasiones y recién en la última reconoció que hubo relaciones sexuales con la denunciante, aunque para él fueron consentidas. A su vez, Alves le aseguró a su esposa que no recuerda nada de lo ocurrido aquella noche.
Mientras tanto, la defensa del ex jugador de Pumas de México (club que rescindió su contrato luego de su detención) intenta conseguirle la libertad domiciliaria o bajo fianza con tobillera electrónica. La decisión de la Justicia debía conocerse este jueves, pero finalmente se aplazó una semana. La fiscalía, por su parte, insiste en que hay peligro de fuga y que por eso el deportista debe seguir encerrado mientras la causa avanza.
El brasileño de 39 años está acusado de violar a la joven de 23 años en el baño de la discoteca Sutton el 30 de diciembre de 2022 y si la Justicia lo comprueba enfrentará la ley popularmente conocida como Solo sí es sí que entró en vigor el 7 de octubre del año pasado. En ella se indica que “en los casos de agresión sexual, ya sea tanto vaginal, anal, bucal, o introducción de miembros corporales u objetos por alguna de las dos primeras vías, el responsable será castigado como reo de violación con la pena de 4 a 12 años”.
Según el testimonio de la denunciante y la declaración de su abogada en los medios de comunicación, le futbolista habría obligado a la mujer a entrar al baño del lugar, en donde la atacó con un golpe y la obligó a tener relaciones sexuales. Además, la letrada indicó que el ex lateral del Barcelona no usó preservativo.
Las pruebas de ADN analizadas en el vestido de la joven y en el baño del lugar han puesto contra las cuerdas a Alves, cuya defensa sostiene que la relación sexual ha sido consensuada y cuyo principal pilar de esta versión es que en las cámaras de seguridad supuestamente se observa al jugador ingresar al baño segundos antes de que la joven lo hiciera. Según los abogados de Alves, esto prueba que ella no fue obligada a ingresar allí.