Redacción – Real Madrid sigue perdido en el limbo. Aferrado a las manos de Keylor Navas, que con un par de intervenciones en los minutos finales, logró rescatar un punto de un empate 0-0 ante Getafe.
El equipo merengue sólo transmite hastío e incapacidad de reconciliarse con su irrelevancia. Poco se vio en la cancha del Getafe en un partido que para los visitantes no significaba más que una piedra en el zapato. Dos despejes con los puños en jugadas a balón parado; uno de Navas, en el cobro de una falta, y otro de Soria, en la portería del Getafe, a un remate de Isco en un tiro de esquina. No hubo otra oportunidad clara en todo el primer tiempo.
La Liga ha sido una tortura para el Real Madrid desde marzo y con cada partido le pesa más el saberse intrascendentes.
Getafe, en cambio, sí que se lo jugaba casi todo, pues tiene en la mira un histórico puesto de Champions. Aun así, hizo poco más que medir al rival durante 45 minutos y, si acaso, estorbar. El equipo local contuvo al Madrid con facilidad. Había que frenar las llegadas de Bale y Brahim por banda y poco más, pues en la media blanca, sin Kroos y Modric, no había peligro alguno. Isco no era capaz de imponer autoridad alguna y Valverde, que juega poco, no lograba conectar con el resto.
El peso del juego en el Real Madrid recayó en Gareth Bale y Brahim Díaz. Como resultado, llegó poco y probó menos.
El galés sabe que se está quemando el último cartucho para reivindicar su estatus, que no convencer a Zidane, que ya lo tiene medido y casi sentenciado. E intentó sacar lo mejor de su repertorio. Lejos del acoso del Bernabéu, se le veía con algo más de tranquilidad, pero la falta de confianza lo traiciona. Una y otra vez intentó centrar buscando a Karim Benzema, el jugador con el que mejor se entiende. Pero el balón se quedaba corto o iba demasiado largo, y en las dos ocasiones en que logró encontrar al ‘9’, éste se quedó sin ángulo.
Lució más Brahim. El joven mediocampista no jugaba de inicio desde el último partido a media semana, frente a Huesca, y solo había jugado minutos sueltos en un par de ocasiones. Aun así fue el jugador que más trabajo le costó frenar al Getafe.
Zidane se hartó. A 20 minutos del final decidió que ya había sido suficiente para Brahim y Bale, y envió en su lugar a Lucas Vázquez y Marco Asensio.
Pero el que se acercó peligrosamente fue Getafe, otra vez.
Keylor respondió como debía y evitó una nueva catástrofe. Más que salvar el punto para un empate que ni lo saca del limbo, ni lo pone en riesgo, la buena actuación del tico sirvió al menos como justificación a la fe de Zidane en él, a pesar de tener a Thibaut Courtois listo para jugar. O para hacer las maletas.