En la jornada de este miércoles, Gales se impuso 2-0 ante Turquía y se acomodó en el Grupo A gracias a las conquistas de Ramsey y Roberts, aunque la gran figura fue Gareth Bale, quien dio las dos asistencias, aunque falló un penal.
En el Estadio Olímpico de Bakú, los Dragones jugaron un gran partido para quedarse con una victoria clave después de lo que había sido el empate 1-1 contra Suiza en el debut. El delantero que defiende los colores del Tottenham fue clave para explicar el resultado ya que en la primera mitad dio tres asistencias espectaculares, una de ellas para el gol de Ramsey, y con eso demostró que su calidad estaba por encima de la del resto.
La tónica del partido tuvo a un conjunto local con mayor tenencia del balón pero sin ideas en ataque. Tanto ers así que las acciones de peligro terminaron siendo vía aérea con centros desde los costados, aunque sin desborde. Por su parte, Gales apostó al contragolpe y demostró ser así mucho más peligroso.
En el complemento, las dificultados de Turquía en ofensiva se agravaron pese a los cambios y Bale se hizo un festín en cada contraataque. Fue así que logró que le hicieran una falta que el árbitro no dudó en cobrar dentro del área para darle con un penal la oportunidad de sellar el resultado. Sin embargo, el ex Real Madrid no estuvo fino y pateó por arriba del travesaño.
Su yerro le dio vida al local que pese a estar a un gol de diferencia en el tanteador, en el campo de juego estaba lejos de poder conseguir el empate, aunque tuvo alguna oportunidad sobre el final, elaborada más desde el amor propio que desde la creatividad.
Ya en tiempo de descuento, Bale armó una jugada individual fantástica por derecha, dejó dos jugadores en el camino, se metió en el área y soltó la pelota al medio para que Roberts la empuje y estampe así el 2 a 0 final.