Redacción – Lionel Messi hizo un gesto que no agrado mucho cuando finalizó el partido entre el Barcelona y Girona.
El crack argentino muy enojado con el árbitro Gil Manzano por la injusta expulsión de Lenglet en la primera parte del partido después se negó a darle la mano.
Tanto era el enojó que a la conclusión del encuentro, y según explicaron en Catalunya Ràdio, el colegiado trato de darle la mano al crack argentino que no le correspondió.
Messi, que había anotado el primer tanto del partido después de una asistencia de Arturo Vidal, se fue camino de los vestuarios.