Redacción – Sonríe Lionel Messi en esa postal grupal, agachado junto a un Cambiaso con una sola “s”, que no es Esteban ni futbolista, que se llama Adolfo y es el rey mundial del polo. Ese Cambiaso que no es el Cuchu actúa como anfitrión en su campo de Cañuelas, en el club que le pertenece, La Dolfina, cercano a la concentración de la AFA. Ahí mismo tan relajado se encuentra el genio del Barcelona que se anima a taquear en una de las canchas, junto a varios compañeros de la Selección, entre ellos Sergio Agüero. Eso sí, ninguno se sube a un caballo. Lógico: sería arriesgarse a una lesión.

No nació ahí la buena onda entre los reyes del fútbol y del polo. Había roto el hielo Cambiaso hace un tiempo, cuando visitó a Leo en Ezeiza. Adolfito admira al 10, tanto que a uno de sus ejemplares equino lo bautizó Small Messi… Hubo asado. Hubo anécdotas. Hubo carcajadas al entrar en acción Luis Landriscina, un humorista argentino icónico que resultó invitado especial, igual que el ex tenista David Nalbandian. No se equivocó al impulsar la organización de esta salida Marcelo D’Andrea, el kinesiólogo amigo de Messi apodado Daddy.

Había curiosidad por observar cómo Messi se sentía en sus primeros días de convivencia prolongada con esta renovada Selección, apenas con cuatro históricos sobrevivientes (junto a Leo continúan Agüero, Di María y Otamendi) tras la pésima aventura en el Mundial de Rusia. Y al fenómeno hace mucho pero mucho rato que no se lo ve tan distendido como ahora. Siempre con ese semblante que exhibió junto al polista Cambiaso, alejado de la dolorosa eliminación ante el Liverpool y de la final perdida por la Copa del Rey, involucrado en esta nueva versión celeste y blanca.

Messi se anima a jugar al polo

Cuentan desde la intimidad de la concentración de la Selección que cuando las puertas se cierran Messi se muestra igual de relajado. Siempre con Sergio Agüero cerca, por supuesto. Es su gran amigo de siempre. Pero conectándose también con sus flamantes compañeros. Podrían tomarse como símbolo dos imágenes rescatadas de las prácticas.

De repente, un grupo de jugadores bromea. Hay uno, Messi, se ríe con plenitud máxima en el mismo instante en que le patea la cola a otro, Leandro Paredes. Si el técnico Lionel Scaloni no cambia de opinión, será Paredes, el ex Boca que juega en el PSG francés, uno de los encargados de acercarle la pelota redondita a Leo, eso que tanto les ha costado a los mediocampistas argentinos en el último tiempo.

En otro momento, en un trabajo donde varios jugadores se toman de las manos y sin soltarse deben pasarse la pelota de cabeza, enlazados aparecen mirando hacia arriba y riéndose Messi y el “otro” Suárez. Este no es el “Pistolero”, el amigo del Barcelona. Se trata del ex Basilea que acaba de llegar a River proveniente de Belgrano, un equipo que se fue al descenso en el fútbol argentino. A los 30 años, delantero zurdo, sensual, este Suárez es una sorpresa en la lista de Lionel Scaloni. Tanta confianza le tiene Scaloni a Suárez que para el amistoso de este viernes a la noche (madrugada de sábado en España) resolvió entregarle la titularidad y marginó a Angel di María.

Se siente bien Messi en la Selección: “Me integré muy rápido al nuevo grupo. Me contaban antes de que yo llegara que estos chicos estaban muy unidos. Y eso creo que es lo que se está viendo en Ezeiza”, puntualiza Leo.

Paredes y Suárez, con Giovani Lo Celso (de potente actualidad en el Betis) y Agüero serán en este choque de prueba con Nicaragua los máximos responsables de evitar la dependencia de Messi, quien también en este regreso a su país se mostró más que nunca abierto con la prensa concediendo dos entrevistas individuales a canales de TV. Asistió al piso en Fox Sports y recibió en Ezeiza a TyC Sports. En ambas charlas de nuevo transmitió naturalidad, espontaneidad, felicidad. También sensatez: “Desde el principio no somos candidatos como otras veces”, dijo sobre las posibilidades de la Selección en la Copa América.

La obsesión de Scaloni era que Messi se sintiera cómodo, que el grupo se abriera a él y que se rompiera el hielo. Que situaciones como esa selfie junto a Leo que Esteban Andrada (arquero de Boca) subió exultante, sean sólo un detalle. Que al 10 lo vean como un compañero que también necesita ayuda. Las miradas que se filtran desde adentro y lo que se percibe afuera permiten creer.

De todas maneras, habrá que comprobarlo en la cancha. Empezará a saberse en un rato, desde las 21.10 (las 2.10 de la madrugada del sábado español), en el último amistoso de Argentina antes de la Copa América, en San Juan y contra la híper modesta Nicaragua. Habrá estadio lleno y debería ser una fiesta. Ideal para que Messi siga sonriendo.