Redacción – El Real Madrid acabó la primera fase de la Champions con la banda sonora de la pitada del Bernabéu tras la derrota ante el CSKA que le ha ganado los dos encuentros que han jugado esta temporada. El de Moscú fue el inicio del fin de Lopetegui y el de Madrid tendrá consecuencias tan radicales con Solari, pero no es una buena noticia para el Real una derrota en Champions pensando en el Mundial de Clubs.

No lo es, sobre todo, para la unidad B que no dieron la talla y eso no hace otra cosa si no confirmar que jugadores como Isco van a seguir siendo carne de banquillo. No es que el andaluz lo hiciese mal, pero no fue el líder, la referencia del equipo.

No sólo eso, si no que fue pitado por el Bernabéu tras fallar una ocasión en la segunda mitad. Los que sí respondieron fueron Marco Asensio y, sobre todo, Vinicius. El mallorquín no paró de correr y generó siempre peligro, mientras que el brasileño mostró sus habilidades en el uno contra uno levantando a la afición en más de una ocasión con sus jugadas.

El Madrid no falló especialmente arriba, que también, si no que fue atrás donde hizo una vez más gala de su fragilidad defensiva. Solari estrenaba pareja de centrales con Vallejo y Javi Sánchez y recuperaba a Marcelo y su habitual desgana defensiva que esta vez no fueron capaces de corregir sus compañeros.

Así llegaron los goles de un CSKA que hasta el minuto 37 no había hecho absolutamente nada a pesar de que se jugaba seguir en la Europa League. El Madrid controlaba el choque creando ocasiones claras, sobre todo una de Marco Asensio que en otra envió un balón a la cruceta.

La victoria blanca, a pesar de que no había goles, parecía hecha, pero en el minuto 37, Chalov marcaba el 0-1 tras una buena jugada de Sigurdsson. Ambos se aprovecharon de la pasividad defensiva local, algo que se repitió en el minuto 43 con el 0-2 de Schennikov que aprovechó un rechace de Courtois para marcar. Un 0-2 inesperado en el Bernabéu que despidió a los suyos con una sonora pitada cuando el árbitro señaló el descanso.

Solari dio entrada en la segunda mitad a Bale primero y después a Kroos, que reaparecía, para buscar la remontada, pero todos los intentos blancos acababan en nada par desesperación de la parroquia blanca.

El CSKA, por su parte, se encerraba atrás esperando un nuevo fallo atrás del Madrid para aumentar su ventaja en el marcador. Y el error blanco llegó en el minuto 73 con el 0-3 obra de Sigurdsson que aprovechó una juda de Vlasic que hizo lo que quiso en el área. Un gol que fue recibido en la grada con un enfado monumental por lo que estaban haciendo los de Solari.

El técnico decidió entonces sacar a Carvajal por Marcelo para corregir los fallos atrás, pero con el 0-3 demasiado tarde. El Real Madrid no bajó los brazos, pero no fue a buscar la remontada con toda la fe del mundo. Así, pensar que le iban a dar la vuelta al marcador era una utopía y eso lo sabía la afición que se fue antes de tiempo. Una grada que despidió a los de Solari con una sonora pitada viendo como se consumaba una derrota histórica de un Madrid que no perdía en el Bernabéu en fase de grupos desde 2009. Un triunfo memorable para el CSKA que, sin embargo, no les sirvió para seguir en Europa ya que el Plzen ganó a la Roma, pero como que les quiten lo bailao.