El Barcelona hizo lo imposible, logró darle vuelta a un marcador cuando perdía 2-0 en cuatro minutos, se fue al tiempo extra y venció 5-3 al Granada para meterse en las semifinales de la Copa del Rey.
Ver para creer, hasta tres balones al palo, hasta cuatro paradas excepcionales de Aaron y dos errores garrafales, a cual peor, de Umtiti, le tenían condenado al fracaso cuando en el minuto 88 Griezmann, casi sin ángulo, logró el 2-1 y en el 92 remachó el empate Jordi Alba. El tiempo extra, con el Granada hundido moralmente, parecía estar preparado para el triunfo… Aún hubo que ver muchas cosas.
Anotó Griezmann el 2-3 que parecía sentenciar a un rival entregado… pero casi a continuación un forcejeo entre Dest y Neva acabó con el jugador local en el suelo y el árbitro señalando penalti, que transformó Fede Vico para devolver la igualdad… Y los nervios a los de Koeman, que al comienzo de la segunda mitad, por medio de De Jong, lograron el 3-4 para conseguir un triunfo tan agónico como increíble y que sentenció poco después una volea imperial de Jordi Alba.
Así se dio el milagro
El milagro se construyó así. Griezmann en el minuto 88 recortó el marcador porque el Barca perdía 2-0 y en el segundo minuto de la prolongación un centro del francés lo remató a bocajarro Alba para conquistar una igualada en la que apenas nadie más que los propios jugadores confiaban.
Ya podía pensarse que la prórroga debería ser la confirmación de la remontada que eso no ocurrió tal cual porque al 2-3 de Griezmann, cabezazo soberbio, respondió de penalti (muy discutido) el Granada para que se dejase la decisión final en la segunda parte de la prórroga… O en la lotería de los penalties.
Pero el Barça ya no estaba para más sustos y consideró que era momento de acabar la locura. De Jong y Alba le dieron forma al 3-5 final. Y se acabó. El Barça jugará su décima semifinal de la Copa del Rey en las últimas once temporadas. Después de una noche de locos, de una remontada soberbia y de demostrar la razón por la que no conoce la palabra rendición.