El Barça sigue dependiendo de sí mismo para ser campeón de Liga. Respondió a las victorias de Atlético y Real Madrid con un trabajado, y sufrido, triunfo sobre el Getafe (5-2) y descontó una jornada más en su carrera hacia un título que da la sensación no quedará definido hasta el último día.
No fue, en absoluto, una goleada plácida para el Barça, que padeció durante más de veinte minutos hasta que Araújo y Griezmann, éste en el descuento y de penalti, cerraron el marcador, pero con Messi al frente y el grupo a su vera, demostró que está listo para pelear la Liga hasta la extenuación.
Se le atragantó la noche al equipo de Koeman cuando, mediada la segunda parte, parecía tener la situación bajo control. Liderado por un Messi rotundo, autor de dos goles, y acompañado de un brillante De Jong que le dio orden al juego de conjunto, el Barça superó la hora de partido con un tranquilizador 3-1 que no daba a pensar en los agobios posteriores, pero a la que el VAR avisó del pisotón de Araújo a Unal en el área y el propio turco transformó el penalti el descontrol se apoderó de un grupo de jugadores incrédulos ante el despertar del rival y su propia incapacidad.
Fue un rato agobiante para un Barça que hasta ese minuto 63 había dominado la situación con absoluta tranquilidad, que comenzó la noche con un remate de Messi al travesaño y respondió con agilidad al autogol de Lenglet a los once minutos que igualaba el 1-0 de, quien sino, Leo. Devolvió el favor Sofian Chakla con una cesión mortal a David Soria que le dio otra vez ventaja al equipo azulgrana y pasada la media hora el capitán abrió brecha con un gol tan simple como excepcional, disparando al palo y atendiendo más rápido que nadie el rechace para anotar con facilidad pasmosa.
Todo sentenciado, parecía, hasta que llegó el penalti de Araújo, los nervios ante el crecimiento del Getafe, el castigo de Koeman a Mingueza y el posible empate que sobrevovoló el vacío estadio hasta que a cinco minutos del 90 un corner servido por Messi, cerrado, potente y al primer palo, fue rematado de manera imponente por el mismo central uruguayo a la red para acabar con las dudas.
Y, para redondear la noche, ya en tiempo añadido, Griezmann provocó un penalti, Messi le cedió los honores y el francés cerró la noche convirtiendo la victoria en goleada. Una goleada en el marcador que no fue tal en el césped… Pero que terminó siendo tal.
Lo que comenzó con un pasillo de honor de los jugadores del Getafe al campeón de Copa terminó con alivio y tranquilidad por salvar con nota una noche incómoda y a ratos agobiante para el Barça, que sumó tres puntos tan fundamentales como se adivinan todos los que faltan hasta acabar el campeonato. Bien a ratos, regular a ratos, pero siempre centrado en el partido, el grupo de Koeman salvo una nueva papeleta. Y mostró músculo a la espera del próximo examen.