Muchos fuimos los periodistas que dimos cobertura a la Selección de Honduras en la Copa Oro. Unos con muchas comodidades, otros con muchos sacrificios, pero al final, fue un equipo que era muy seguido por medios de comunicación.
Había, dos tipos de comunicadores, unos que iban suave a la cobertura con una postura muy informativa y otros con una opinión muy crítica.
Desde que llegamos a Baton Rouge y empezamos la aventura, fue un verdadero martirio, los jugadores no tenía permitido dar declaraciones, el técnico hablaba muy cortante y todo era un ambiente hostil.
Luego, llegó el momento de la cobertura en la Copa Oro, los recibimos en Houston con mucha expectativa y los jugadores no dieron declaraciones.
Diego escondió a la Bicolor por tres días y no se podía hacer una buena cobertura. Fue complicado conseguir entrevistas, pero por medio de una presión periodística, logramos que el candado que estaba para los comunicadores se abriera y pudiéramos tener entrevistas.
Lastima que Luis Vega (buen muchacho y educado, por cierto), fuera el abanderado de los jugadores para dar declaraciones.
Siempre fue el elegido y aunque se lesionó dio la cara, previo al juego ante Haití.
Si nos vamos al tema del trato, fue complicado, en cada conferencia de prensa había enfrente un técnico que siempre estuvo a la defensiva y que el sarcasmo fue lo que más mostró.
Las respuestas de Diego eran mecanizadas, palabras que nunca faltaron fueron evolución, unidad, armonía, varita mágica, de donde venimos, fuimos competitivos, realismo y por último el next.
Creo que Diego no pudo tolerar la prensa, no soportó la presión de unos cuantos periodistas que estuvimos en el lugar para informar sin condicionar una noticia.
En la Bicolor no hubo buen ambiente de principio a fin y si hablamos de cosas que pasaron en lo interno de los jugadores y el cuerpo técnico solo diré. Así dejémoslo que sea el tiempo el que explote la bomba.
POR GERARDO BUSTILLO…
