Robert Lewandowski no jugará el domingo con el Barcelona el partido de Liga frente al Atlético de Madrid en el Metropolitano (de no producirse un giro muy inesperado de los acontecimientos) después de que el Tribunal Administrativo del Deporte confirmara este miércoles la sanción de tres partidos que pesaba sobre el jugador por su expulsión del ocho de noviembre en Pamplona.
La decisión deja así sin efecto la cautelarísima que el Tribunal de lo Contencioso de Madrid otorgo al club azulgrana el 30 de diciembre y que le permitió jugar el derbi contra el Espanyol.
La determinación del TAD provocará que el delantero polaco comience a cumplir su castigo de forma inmediata en el campeonato de Liga y de esta forma, además del partido contra el Atlético, no podrá ser tenido en cuenta por Xavi Hernández en las dos siguientes jornadas: frente al Getafe en el Camp Nou y ante el Girona en Montilivi.
La sanción no afecta en cambio a la Supercopa de España, por lo que Lewandowski sí podrá jugar el 12 de enero contra el Real Betis en la semifinal del torneo y también podría hacerlo, si el Barça gana, en la final de dicha competición.
ÚLTIMA OPORTUNIDAD
El Barcelona, después de que el Comité de Apelación desechara su primera apelación y el TAD tampoco le diera la razón, ganó una primera batalla al acudir al Tribunal Central Contencioso de Madrid pidiendo una medida cautelar que fue admitida, quedando entonces a la espera de una futura resolución, nuevamente, del TAD.
Y éste, reunido telemáticamente este miércoles, le dio un golpe inesperado, no por la resolución, pero sí por el hecho de reunirse de urgencia cuando se esperaba que no lo hiciera al menos hasta la siguiente semana, para dejar al delantero polaco fuera de un partido considerado de máxima exigencia.
Al Barça le queda ahora una última bala como es volver acudir a la justicia ordinaria para solicitar una nueva medida cautelarísima de la sanción confirmada por el TAD, aunque en el club existe el conocimiento de que el margen de tiempo es muy escaso puesto que el jueves es el último día hábil de la semana, puesto que el viernes es festividad de Reyes, y no hay mucha confianza en conseguir una nueva medida de gracia.
