Redacción – Impotencia sentimos todos los que amamos el fútbol, porque la sangre está terminando con este deporte que tanto nos apasiona.

Somos muchos los que disfrutamos de buenos goles, de grandes llenos en los estadios, de cánticos, de bengalas, pero somos los mismos que odiamos que se maten dos hondureños simplemente porque ser de equipos contrarios.

Fueron cuatro las personas fallecidas en las afueras del estadio Nacional, eso solo provoca dolor y lutos, no hubo partido porque Motagua ni siquiera pudo llegar al estadio.

Todo inició cuando el bus de Motagua iba rumbo al estadio Nacional y fue atacado por un grupo de seguidores de Olimpia, tres jugadores resultaron heridos y por eso se suspendió el clásico.

Pero cuando se confirmó que se suspendía el clásico, parece que abrió paso para que los hinchas hicieron su batalla campal.

Se fueron a los golpes con todo lo que encontraron por enfrente, piedras, botellas, palos y hasta disparos.

Hoy tenemos dolor, uno de esos que cuestan que sanen, hoy solo podemos decir que nos duele el fútbol hondureño.