Redacción – “Soy de Boca / River, de la cuna al cajón”, dicen los hinchas xeneizes y millonarios que tienen un sentimiento incondicional por sus equipos.

En Argentina importa más el equipo que la misma selección. Ser aficionado a un combinado no es una distracción en el día a día, es un estilo de vida, lo primordial.

En ese país viven seducidos por sus escuadras y las veneran con el más intenso amor, de igual manera aborrecen al archirrival, en muchas ocasiones, de manera irracional y hasta trágica.

Inicios

Hace 110 años, un 2 de agosto de 1908, Boca Juniors y River Plate se midieron por primera vez en la historia, en el estadio Dársena Sur. Fue un partido amistoso y lo ganó el equipo bostero 2-1.

Pocos detalles se conocen de aquel duelo que marcó el comienzo de una rivalidad eterna. En ese momento ambas escuadras jugaban en la Segunda División y nadie imaginaba lo que el futuro les depararía.

El primer partido oficial se disputó en el antiguo estadio de Racing y en esa ocasión el que celebró fue el equipo de la banda (1-2), el 24 de agosto de 1913.

La intensidad de los jugadores en el terreno de juego y el fervor con el que los aficionados comenzaron a vivir esos duelos se fue intensificando con el transcurrir de los años.

Con ambos nacidos en el mismo barrio, los aficionados se fueron dividiendo y tomando bandos hasta que el fervor se  extendió en Buenos Aires y en todo el país.

“Somos la mitad más uno”, presumen los seguidores de Boca, el equipo denominado “del pueblo”, el popular. Mientras que River se nombra a sí mismo como “el más grande”.

Durante la época del amateur se enfrentaron 10 veces, con cuatro victorias de River Plate, tres de Boca Juniors y tres empates. Y entre los años de 1919 y 1927 no se midieron, pues jugaban en asociaciones diferentes, después de ocho años volvieron a revivir la rivalidad.

De nuevo Boca volvió a celebrar la victoria —1-0—, el 4 de diciembre de 1927. Y esa era la antesala para la mayor goleada registrada en el clásico argentino, que fue el 23 de diciembre de 1928. La felicidad fue xeneize, gracias a un 6-0 sobre el máximo rival.

Ya en la era profesional, el 20 de septiembre de 1930 los archirrivales se volvieron a enfrentar y la polémica ya era parte de su enemistad en la cancha.

El partido se suspendió, hubo expulsados, lesionados y hasta detenidos. El Tribunal le dio la victoria a Boca por 1-0. Los jugadores habían sido protagonistas de una pelea en el terreno de juego ante los 50 mil aficionados que habían asistido a presenciar el espectáculo deportivo; incluso los hinchas perdieron la cordura e intentaron incendiar las tribunas.

Desde entonces, cada partido en el que se han enfrentado ha estado cargado de emociones, de futbol y seguro de un toque de locura, que los distingue del resto de los clásicos en el mundo; quizás el nivel futbolístico no se compare con el del Real Madrid frente al Barcelona, pero la devoción en las tribunas sobrepasa la sensatez.

En 1970 se enfrentaron en la Copa Libertadores y River dejó en el camino a Boca para avanzar a las semifinales; en 1966 los millonarios también habían ganado el duelo.

Ocho años después, volvieron a festejar los xeneizes frente a las gallinas, en la Libertadores, el equipo Azul y Oro terminó festejando su segundo título en el torneo.

Sin duda, los duelos más recordados son los cuartos de final del 2000 y las semifinales del 2004, en ambas festejó Boca. Los antagonistas se volvieron a ver en este torneo en los octavos de final del 2015, después de la pausa de clásicos por el descenso de River en el 2011.