Redacción – Cuatro minutos le bastaron al Barcelona para acabar con la resistencia del Alavés y dar el último estirón hacia la Liga. Los que transcurrieron entre el gol de Aleñá y el penalti transformado por Luis Suárez, en el primer cuarto de hora de la segunda mitad, sentenciaron un partido dominado con solvencia pero que empezaba a ser incómodo por su falta de acierto en el remate final.

Ganó plácidamente el líder y quedó a expensas de un tropezón, derrota, del Atlético de Madrid este miércoles en el Wanda Metropolitano para celebrar el campeonato desde el sillón de casa, con cuatro jornadas por disputarse o, en el peor de los casos, esperando al sábado. Primero deberá jugar el Atlético en su estadio ante el Valladolid… Y dependiendo de su resultado el Camp Nou podrá disfrutar del alirón. La cuenta atrás entró en su recta final..

No fue necesaria en Vitoria la entrada de Messi para solucionar ningún contratiempo. El argentino, que solo había jugado ocho minutos en Villarreal para convertir una derrota cantada en un empate milagroso, se sumó al partido justo cuando sus compañeros celebraban el 0-2 para convertirse, por una vez, en un protagonista más de la fiesta, por una vez no en el principal.

Este papel se lo reservó en Vitoria Luis Suárez, estrellado hasta en dos ocasiones durante la primera parte ante un Pacheco que le rechazó dos remates a bocajarro y que en la segunda fue trascendental en el 0-1 de Aleñá antes de resolver desde el punto de penalti el 0-2.

Si al acabar el partido en Huesca (0-0) disculpó Arturo Vidal el resultado en que los jugadores estaban más pendientes de la Champions, alumbrando el partido de vuelta frente al Manchester United, en Vitoria el equipo azulgrana, vestido de color salmón, salió enchufado desde el minuto 1 con la intención de sentenciar al Alavés por la vía rápida.

Se hizo el Barça con el control de inmediato, obligó a retrasarse al Alavés y se convirtió en apenas un espectador Ter Stegen mientras sus compañeros, a base de combinaciones con paciencia y buena predisposición iban acercándose al área de Fernando Pacheco, que sacó dos manos estupendas a sendos remates a bocajarro de Luis Suárez, bien visto por un Coutinho que completó una primera mitad más que aceptable junto a Aleñá, una de las novedades más destacadas de Valverde, que le incluyó en el once por Arthur Melo.

Apretaba sin ahogar el líder y resistía con cierta solvencia el Alavés, que se acercó en la recta final de la primera mitad al área del Barça y volvió a hacerlo el iniciarse la segunda, más decidido a presionar al equipo de un Valverde que puso

Y entendiéndose que debería ser el argentino quien dirigiera el despegue definitivo, un pase en diagonal de Sergi Roberto a Suárez acabó con el gol de Aleñá. El uruguayo vio la entrada del canterano a su espalda y dejó pasar el balón, despistando a la defensa y permitiendo que Aleñá marcase con un disparo raso y ajustado al que no pudo ya responder el meta local.

Tocado el Alavés, al cabo de cuatro minutos se terminó el partido… Con VAR de por medio. Un centro al área acabó con el remate al alimón entre Piqué y Umtiti desde la misma línea de gol que provoco que el árbitro anulase el tanto por interpretar fuera de juego del central francés. Pero alertado por sus ayudantes en el vídeo pudo comprobar que en el inicio de la jugada, en el centro, Tomás Pina había tocado el balón con el brazo.

El gol anulado se convirtió en penalti. Y Suárez no perdonó la oportunidad para colocar el 0-2 que enterraba cualquier esperanza del Alavés en evitar la derrota. Entonces, mientras celebraban los jugadores el gol del delantero uruguayo, se sumó Messi al partido.

Se sumó, de hecho, a la media hora final más plácida que pudo confiar disfrutar el Barça. Pacheco aún le sacó un remate envenenado a Leo mientras con más corazón que cabeza el Alavés intentaba venirse arriba para, al menos, caer plantando cara de la mejor manera a un líder intocable.

Apenas si pudo mantenerse en pie de la mejor manera el equipo de Abelardo mientras el Barcelona disfrutaba de un cómodo desemboque de partido para acabar con una victoria con sabor a título, que podría celebrar este mismo miércoles o el sábado.