El Barcelona recuperó la memoria y salió de su depresión futbolística al golear 3-0 al Elche con una gran actuación de Lionel Messi.
Doblete de Lionel Messi, dos asistencias de Martin Braithwaite y, al menos, definición, aquello que tanto reclama Ronald Koeman, relanzaron las esperanzas del Barça, que futbolísticamente, sin embargo, mostró síntomas de debilidad, sobre todo en unos iniciales 45 minutos en los que jugó sin ninguna lógica.
Messi abrió la lata al volver del descanso rematando un taconazo de Braithwaite y sentenció la victoria mediada la segunda mitad con un golazo, definiendo con maestría una excelente jugada de Frenkie de Jong en lo que fue casi lo único que se salvó de un encuentro nuevamente muy alejado de lo esperado. Ganó el Barça, le empujó otra vez a la victoria Messi… Pero nada más. Redondeó su actuación Braithwaite regalando el 3-0 a Jordi Alba, cuando el Elche ya estaba rendido y a partir de cuando el partido estaba sentenciado.
Sin alma, sin juego, sin profudidad, sin agilidad, sin ritmo ni intensidad, el equipo azulgrana completó una primera mitad para olvidar en todos los aspectos, permitiendo que el Elche se atreviera a soñar con la campanada. Y ya muy pronto, cuando a una primera ocasión de Trincao respondió a los cuatro minutos con una ocasión de oro que no definió en pleno despiste, gravísimo, de la defensa azulgrana.
Ya puede ser Clement Lenglet o Samuel Umtiti quien acompañe a Gerard Piqué en la zaga; ya puede actuar Sergiño Dest o hacerlo Oscar Mingueza en el lateral, lo cierto es que la defensa barcelonista es un drama en cada partido y ese sufrimiento es solamente una parte de todos los males futbolísticos que abrasan a un equipo al que los partidos se le hacen largos y más incómodos a cada minuto que pasa.
No podía romper el orden rival el Barça, empeñado en entrar por el medio, sin abrir el juego a los extremos y relatando en voz alta cualquier intención. Pero sin que ello le ofreciera ninguna clase de solución. Parecía el partido un calco al jugado frente al Cádiz, más preocupante si cabe al llegar sin goles al descanso y con la urgencia llamando ya a la puerta.
Y así, con dudas y alarma, comenzó una segunda mitad llamada a ser un drama que, sin embargo, se evaporó rápido, cuando una combinación entre Messi y Braithwaite acabó con el gol 1-0 del argentino sin dar tiempo al Elche a acostumbrarse al juego, y obligándole a cambiar el plan.
No es que el Barça se rebelase en su juego pero sí encontró mayor fluidez de medio campo hacia adelante. La entrada de Ousmane Dembélé le ofreció más soluciones y fue llegando con mayor peligro a la portería de Badia hasta que una excelente jugada de De Jong la sentenció con majuestuosidad Messi, doble goleador, máximo realizador del campeonato, líder, abrelatas y salvador, un día tras otro, de este Barça a medio camino de la resurrección o del derrumbe definitivo.
Con el 2-0 ya se entendía acabada la partida, ya se contempló resuelta cualquier duda y confirmada la victoria local, convertida en goleada gracias a Jordi Alba, que remachó una excelente asistencia de cabeza de Braithwaite para recuperar la sonrisa.
Ganó el Barça. Aunque futbolísticamente aún esté muy muy lejos de lo esperado, logró, al menos, el primer objetivo: reencontrarse con el triunfo.