El Barcelona se le acercó al Atlético de Madrid y lucha en serio por el título de la Liga de España.
Venció con solvencia al Huesca derrotándole por 4-1 y se afianzó en la segunda plaza, enlazando su cuarta victoria al hilo, 17 jornadas sin perder, y sumando 28 de los últimos 30 puntos en disputa, periodo en el que los de Simeone apenas llegaron a los 19 para que su cómoda ventaja al frente de la tabla se haya reducido a cuatro. Hay Liga.
La primera noche con Laporta en el palco como presidente electo, a falta de la proclamación oficial, no pudo dejar mejores sensaciones para este reactivado Barça que ha pasado de la depresión a la alegría, de los nervios al empuje y de la anarquía a la solidaridad. Tenía equipo el Barcelona y ahora tiene también fútbol. Koeman no ha parado de darle vueltas y retoques al sistema hasta encontrar, parece, un esquema personalizado y que toma los partidos al asalto.
Messi de entrada y de salida. Y entre el 1-0 y el 4-1 definitivo fútbol de calidad. Buena del Barça y muy apreciable del Huesca, rival con mayores argumentos que muchos otros que han pasado por el Camp Nou estando por encima suyo en la clasificación. Pero el equipo de Koeman es otro.
Ni el penalti, ridículo a todas luces por no decir sospechoso, cuando el tiempo ya estaba cumplido al final del primer tiempo, descentró al equipo azulgrana. Messi, pronto por si acaso, se sacó de la chistera una parábola magnífica para colocar el 1-0 y después de un zambombazo al travesaño de Alba que siguió a una excelente jugada de Maffeo desbaratada por Ter Stegen, Griezmann soltó un zambombazo que, significando el 2-0, parecía sentenciar la victoria.
Aún pudo llegar un tercer tanto local, en un remate acrobático de De Jong que se estrelló otra vez en el larguero, pero lo que llegó fue el descuento del Huesca, en una jugada que ya no debió existir tras haberse superado el tiempo de juego y que acabó en penalti, inexistente a todas luces por cuanto Rafa Mir, quien a la postre lo transformó, saltó por encima del portero sin que Ter Stegen le tocase. Se equivocó el árbitro, defendible, pero más aún el VAR que no le rectificó de manera inexplicable…
CALMA PERO MENOS
De victoria plácida se pasó a triunfo ajustado cuando se marcharon los equipos al vestuario, pero en el ambiente se notaba que este Barça no es un equipo débil en su moral y que al golpe recibido estaba en disposición de reaccionar con furia.
Así lo hizo sin perder el tiempo al regreso del vestuario. Tardó ocho minutos en recuperar la calma con el cabezazo sensacional de Mingueza, su primer gol en azulgrana, y quiso seguir mandando. De hecho lo siguió haciendo ante un rival que se quería revelar contra la lógica. Rozó el 3-2 Rafa Mir, fallando un gol cantado poco después, y mantuvo el ánimo el grupo de Pacheta aún sabiéndose enfrentado a un desafío imposible.
Tan imposible que a cada intento del Huesca por descontar respondía el Barça con fútbol, combinación y, por encima de todo, solvencia. Defender lo más lejos posible de la propia portería es una de las máximas que se establece en los mandamientos del club azulgrana y hacerlo a través del balón otra sentencia indiscutible. Lo hace otra vez el Barça y no pudo tener mejor prueba que enfrentado a un rival que demostró mucho más que lo que muestra la clasificación y que ni con el cuarto gol anotado en la recta final por Messi dio muestra de ser avasallado.
Bien plantado, valiente y rápido, el Huesca resolvió su tercera visita al Camp Nou con una derrota más que honrosa. Si en las dos anteriores se llevó ocho goles por noche, esta vez cayó con un resultado mucho menos amplio (la mitad), pero a la postre claro en todas sus explicaciones.
El Barça sigue su cabalgada en la Liga con paso firme. Comenzó el año con una victoria muy ajustada en Huesca (0-1) en un momento de máxima presión, cinco días después de empatar en el Camp Nou con el Eibar (1-1) y viendo el campeonato imposible. A mediados de marzo todo se ve diferente. Este Barça es otro.