El nuevo Barcelona de Ronald Koeman inició la temporada 2020/21 de La Liga con un contundente triunfo por 4 a 0 ante el Villarreal, en un duelo en al que le sobró el segundo tiempo, porque todas las emociones llegaron en la primera mitad. El conjunto azulgrana, no necesitó demostrar un gran juego para superar con facilidad a un preocupante equipo de Unai Emery, que deberá mejorar demasiado si pretende tener grandes aspiraciones esta campaña.
En los primeros minutos el local se plantó bien arriba. De Jong y Coutinho trabajaron como cerebros en la creación, mientras que Messi se paró como falso 9, alejado del circuito de juego y más listo para encontrar algún pase filtrado. A su vez, Griezmann se ubicó en la banda derecha y Ansu Fati en la izquierda, pero también con poco contacto con el balón.
El Villarreal apostó todo al contragolpe y si bien no tuvo demasiadas oportunidades, sí contó con la ocasión más clara cuando Paco Alcácer recibió un centro libre en el área, pero en lugar de definir, buscó con el pecho a un compañero y la jugada se diluyó por la falta de precisión de Chukwueze al dominar el esférico.
La apertura del marcador llegó a los 15 minutos, cuando Jordi Alba rompió por izquierda con una corrida al vacío, asistida por un pase largo de Sergio Busquets. El lateral llegó hasta el fondo y lanzó el centro atrás para que Ansu Fati fulmine el arco del Villarreal y festeje el 1 a 0.
Tras el tanto, Griezmann pasó a ubicarse de centrodelantero y Messi por derecha, movimiento que causó que la concentración de los defensores amarillos se incline para esa banda y descuida la otra, por donde Fati gritó el 2 a 0, quien definió con su pierna derecha un contragolpe encabezado por Coutinho.
El juvenil del Barcelona ya era para entonces la figura del encuentro y pasada la media hora armó una nueva jugada individual por izquierda que su marcador, Mario Gaspar, por fin pudo detener, pero con infracción adentro del área. Messi se hizo cargo de la ejecución y con un remate cruzado, aunque no esquinado, puso el 3 a 0.
Si algo le faltaba al cuadro de Unai Emery, que llegó al Camp Nou con la aparente misión de observar al rival y dejarlo que haga su juego, era marcarse un gol en contra antes del final del primer tiempo. Messi protagonizó su única apilada de la etapa inicial, arrancando detrás del círculo central y llegando hasta la puerta del área contraria, desde donde lanzó un centro a Sergio Busquets, que fue desviado por Pau Torres, quien terminó metiendo el balón en propia puerta. 4-0.
Con el marcador tan abultado, en el complemento mermó la intensidad de los conducidos por Koeman, que dejaron incluso en algunos lapsos del juego el balón al Villarreal, que con pocas ideas no supo demasiado qué hacer con él y apenas generó oportunidades de gol.
Pasados los primeros 25 minutos, el entrenador holandés le dio respiro a Ansu Fati y a Coutinho para que ingresen Ousmane Dembélé y el joven Pedri, de 17 años. También salieron Griezmann y Busquets en lugar de Trincao y Pjanic.
Con el partido ya resuelto, los minutos restantes sirvieron para que Messi disfrutase de pararse como armador y reencontrarse así con el rol que había tenido en las temporadas anteriores, sobre todo con Setién como técnico. Incluso, durante esos instantes se vio lo mejor de La Pulga que contó con tres chances claras, pero que no pudo gritar su doblete por las atajadas de Asenjo.
Con la victoria, la era Koeman arranca con una alegría que sirve no sólo matemáticamente, sino además anímicamente para empezar a dejar atrás todos los conflictos ocurridos en los últimos meses. El jueves, el Barcelona visitará al Celta de Vigo, en lo que será su segunda presentación en La Liga. Por su parte, el Villarreal, que se mantiene con 4 unidades en la tabla gracias al empate y el triunfo que había conseguido antes de este domingo, será local frente al Alavés.