Redacción – Zinedine Zidane vuelve a hacerse cargo del Real Madrid después de nueve meses, dos intentos fallidos de encontrarle sucesor en Julen Lopetegui y Santiago Solari, y una catastrófica temporada que en Chamartín se dio por terminada en pleno marzo.

El francés, en principio, firmará hasta el final de la presenta campaña y tres temporadas más hasta el verano de 2022.

La directiva encabezada por Florentino Pérez tardó casi dos semanas de llamadas sucesivas para convencerlo. Los rumores de su posible regreso comenzaron tras la goleada en el clásico frente al Barcelona en la Copa del Rey (0-3). A partir de entonces, en Madrid solo se hablaba de dos candidatos: Zidane, al que la directiva pedía de forma unánime, o José Mourinho, que dividía opiniones en la directiva, el vestidor y la calle.

Está condicionado a que la directiva haga cambios sustanciales de cara a la próxima temporada que empezarán a gestarse en los once partidos que le restan al club merengue esta campaña.

La permanencia de Gareth Bale en el equipo merengue, y en especial, su papel de estrella, fue una de las discrepancias entre Zidane y la directiva encabezada por Florentino Pérez. Tras concretar su fichaje en 2013, la directiva estaba decidida a hacer de Bale su buque insignia, especialmente cuando empezó a vislumbrar la marcha de Cristiano Ronaldo.

Aunque decisivo en las finales, Gareth Bale no ha sido el hombre ideal para echarse al equipo a las espaldas, en gran parte, debido a su fragilidad. perdió la titularidad en los partidos importantes y la confianza del técnico cuando, apenas recuperado de una lesión, sufrió una recaída por acelerar su regreso.

El distanciamiento entre jugador y técnico llegó a un punto en que el jugador, en pleno festejo tras ser nombrado MVP en la final de Champions League en Kiev en que el Madrid cosechó su tercer título al hilo, amenazó con marcharse si su situación no cambiaba.

Sin el francés de por medio, recuperó su status de indiscutible, pero no ha sabido aprovecharlo. En una temporada en que, por fin, se vio libre de la sombra de Cristiano Rolando y debía asumir el papel de referente en ataque se ha perdido ya diez partidos por lesión y apenas ha contribuido con 13 tantos y dos asistencias en 34 partidos. Tanto Julen Lopetegui como Santiago Solari intentaron darle un protagonismo especial, ‘mimos’ para que diera un paso al frente y se colocara “en el spotlight” de una buena vez.

No lo ha conseguido. Y no solo eso; tras el desaire a uno de sus compañeros, Lucas Vázquez, y el pobre juego (grupal) de las últimas jornadas ha perdido el poco apoyo que aún tenía en la grada del Bernabéu.

Si la mala temporada bajo la guía de Solari ponían al atacante con medio pie fuera del Real Madrid, el regreso de su ex entrenador – de quién dijo, recientemente, que “no éramos los mejores amigos” – coloca su futuro lejos del Bernabéu.

Bale, con contrato hasta 2022, es el jugador mejor pagado del plantel. Con varios prospectos en la Premier League, empezando por el Manchester United, al acecho y la imperiosa necesidad del club merengue de fichar a un atacante estrella, el galés es el primer candidato a salir de cara a la próxima campaña.

En la mira se encuentran, también, Isco y Marcelo. Ninguno de los dos ha tenido una buena campaña y su situación ha empeorado bajo la guía de Santiago Solari, quien los condenó al olvido.

Marcelo, con más experiencia, se ha cuidado de expresar su descontento públicamente y aun jugando dos minutos, como el domingo, ha intentado cumplir. De él depende tener un futuro como merengue. Solo tiene que recuperar la forma física y su nivel de juego. Isco, por otro lado, ha molestado a más de uno con su actitud más allá de la ruptura con Solari. Si no logra recuperar su mejor versión bajo la guía del francés – con el que también tuvo algún desencuentro debido a su suplencia – puede darse por sentenciado.

Una de las causas de los roces en el vestidor fue el descontento de Keylor Navas tras la llegada de Thibaut Courtois y la manera en que ha perdido la titularidad. Por decreto. El tico no se ha pronunciado públicamente y se limita a manifestar sus ganas de “pelear” por recuperar la titularidad. Pero al arquero le han molestado las formas desde el primer instante en que la directiva empezó a buscarle reemplazo por allá de 2015.

El club español confirmó a través de un comunicado la destitución de Santiago Solari y la vuelta del entrenador francés, con un contrato hasta el 2022.

Desde la atropellada contratación de Lopetegui que le costó ser despedido de la selección española en pleno Mundial, y su posterior fracaso, hasta un relevo de Solari que prometía y terminó en fiasco.

Hasta esta temporada, Navas se sentía protegido pues tenía en su entrenador, Zinedine Zidane, a su principal defensor. “Keylor es mi portero”, llegó a decir en enero de 2018, enfrentándose a la directiva para impedir el fichaje de Kepa Arrizabalaga. Su regreso podría, si no devolverle la titularidad, un status de importancia y la posibilidad de “competir” por el puesto.

Zidane no llega con las manos vacías. Viene con una lista de ‘deseos’ de cara al mercado veraniego. Empezando por un delantero que resuelva la falta de gol – y de un delantero referencia, pues para Zidane, el papel de Karim Benzema es más de conductor que de realizador. El francés no ha pedido cualquier cosa. Quiere a Eden Hazard, a Kylian Mbappè, o ambos. Dos jugadores que ya se le escaparon en su primera etapa. Y no se conformará con un Mariano Díaz.