Redacción – Tiger Woods, de 42 años, ganó en septiembre pasado el Tour Championship de Atlanta jugando de una forma soberbia. Fue su primer título desde 2013 y cerró una etapa muy oscura, los cinco años más negros de la salud del ‘Tigre’, que meses atrás ni siquiera sabía si podría volver a caminar sin dolor, tal era su panorama vital.
En esta etapa de incertidumbres, el calvario de lesiones del ex nº 1 mundial se resume en cuatro operaciones de espalda en busca de una solución que nunca llegaba, la última en abril de 2017.
En Atlanta no sólo sumó su 80º título del tour americano –está a dos del récord de Sam Snead (82)–, sino que se demostró a sí mismo que volvía a estar listo para reanudar sus éxitos en el Grand Slam, cuya cuenta sigue parada en 14 desde 2008. El récord de 18 ‘grandes’ de Jack Nicklaus sigue siendo el ‘Santo Grial’ del golf.
La nueva resurrección del ‘Tigre’ se constata también numéricamente: el estadounidense afronta esta semana el Hero World Challenge siendo el nº 13 mundial cuando un año atrás llegó al torneo de Bahamas en la 1.199ª plaza del ranking.