Redacción – La llegada de Cristiano a Turín tan solo ha hecho que acentuar la grandeza de la Juve en Europa, que en los últimos años ha rozado hasta en dos ocasiones el título. La Champions evidenció que la distancia entre el cuadro italiano y el United es aún considerable, expuestos los ingleses en el retorno de Ronaldo a Old Trafford (0-1). El portugués recibió una sonora ovación como tributo de una hinchada que no le olvida: “Es el mejor”, opinó la mayoría. Uno, incluso, saltó al terreno de juego para abrazarle, aunque se quedó a centímetros.
El United volvió a llegar tarde al estadio, atrapado en el tráfico de Manchester y después en la red que tejió la Juventus cuando el balón echó a rodar. Mourinho repitió la táctica y el once que le funcionaron ante el Chelsea y encargó a Mata la vigilancia sobre Pjanic, con Rashford y Martial en las bandas para frenar las incorporaciones de Alex Sandro y de Cancelo, dos jugadores adictos al ataque que causaron estragos a la defensa de un United que echó en falta tener referencias.
Allegri despistó a Mourinho con un equipo que fluyó, siempre móvil, nunca quieto. Ni Cristiano ni Dybala ocuparon la posición de ariete sino que se alternaron durante el encuentro, circunstancia que descolocó a un United que sin darse cuenta recibió el 0-1. Cancelo citó a Ronaldo al espacio y el portugués puso un centro envenenado, mal rechazado por Smalling y aprovechado por un Dybala que, libre de marca, no tuvo problemas para batir a un De Gea vendido en la acción (17’).
Con muy poco la Juventus logró imponerse en el marcador, más cómoda con el viento a favor. A partir de ahí sometió al United con el balón, autoritaria y con un dominio que desquició a Mourinho y a la hinchada local, que se ilusionó en tres libres directos de su equipo, aunque ninguno acabó con éxito. Mandó el campeón de Italia sin la necesidad de un gran Cristiano, que se quedó a poco para celebrar un gol que hubiera sido de bandera, negado por la gran intervención de De Gea.
Acostumbrado a ir a remolque, el United afrontó el segundo tiempo como otro examen, animada la hinchada de Old Trafford, que rugió como en sus mejores tiempos. Pero casi siempre estuvo lejos de la igualada, tan solo prometedor un remate de Pogba que se estrelló en la madera. La única amenaza para Szczesny, que vivió más o menos tranquilo ante las escasas aproximaciones de un United que acusó el desgaste a medida que se acercó el final, cansado de tanto correr.
No hizo ni un solo cambio Mourinho, comido por su propio personaje al reivindicar con insistencia su historial, tal y como hizo en Stamford Bridge. Esta vez tras los insultos reiterados de la afición de la Juventus, una serie de cánticos a los que respondió el portugués alzando tres de sus dedos, quizás recordando que con el Inter de Milán ganó dos ligas en Italia y una Champions. El United, sin embargo, sigue lejos del palmarés de su entrenador. Demasiada Juventus en Old Trafford.
