Barcelona rescata un punto con empate en Vallecas, en un campo con un césped maltrecho, tuvo intención y actitud, pero, sobre todo, un portero genial, brutal.
Joan Garcia ganó un punto para el equipo de Flick. Un empate que le mantiene invicto, pero por detrás del Madrid.
Fue la mejor noticia de un partido para pensar enseguida en el siguiente.
RAYO INCÓMODO
Hay partidos difíciles de jugar, de descifrar y de catalogar. Más que por el talante de los contendientes, un Rayo incómodo, por el contexto.
Como este Rayo-Barça que en ocasiones resultó un despropósito. La grada, enojada con su presidente.
El ambiente, enrarecido. El terreno de juego, con problemas y para colmo, el VAR sin funcionar y con constantes indicaciones arbitrales a jugadores y banquillos.
El fútbol más pendiente de lo externo que de lo interno.
El resultado fue un Barça más atento, sobre todo atrás, y enérgico.
El Rayo repetía once por tercer partido liguero seguido.
SIGAN NUESTRO CANAL DE WHATSAPP DANDO CLIC A ESTE ENLACE
RETO AJEDRECÍSTICO
Fue un reto ajedrecístico. A un lado del tablero, el nuevo rey del fútbol, Lamine Yamal, atareado en marcar diferencias.
En el otro, unos peones bien trabajados y muy solidarios en sus acciones.
En medio de una primera parte accidentada, por los problemas externos, con la conexión de la sala VAR, los dos equipos se repartieron el peligro.
El Barça inoculó veneno primero con un latigazo de Lamine y después con un robo de balón con disparo de Raphinha.
La respuesta del Rayo fue contundente. Una galopada de Álvaro con centro lo remató Ratiu. A la evidencia del gol le siguió un ¡ohh! de admiración de la grada por el paradón enorme, gigantesco, de Joan García. Que los porteros ganan puntos es incontestable y demostrable.
NO ESTABAN CÓMODOS
Pese a la continua distracción que suponía jugar pendientes de los problemas con la sala de imágenes, con constantes consignas de los árbitros a los banquillos y a los capitanes, que sí hay sala, que si no hay monitor, el Barcelona trataba de hilvanar un relato futbolísticas con aproximaciones letales pero decisiones finales equívocas.
Los azulgrana no estaban cómodos. El Rayo, sí entre tanto desbarajuste.
Joan García volvía a poner la manopla en un cabezazo. Isi Palazón era una pesadilla.
Y lo que se temía, sucedió. Un penalti discutible en el área del Barça. Un supuesto golpe de rodilla de Chavarria a la pierna de Lamine.
El colegiado Mateo Busquets no lo duda y el lío se desató de inmediato. Los locales, con las manos en la cabeza clamando por la rigurosidad.
El público, enfurecido. No quedaba claro si lo era pero el árbitro no alteró su criterio.
Lamine Yamal avanzó al Barça. El canterano había pedido tirarlo. Al grito de «fuera, fuera» se selló una primera parte caótica.
SEGUNDA PARTE
La segunda parte arrancó casi como había empezado, con Joan Garcia demostrando por qué se le ha fichado.
Un remate a la carrera de Isi Palazón lo resolvió con otra mano mayúscula, Olmo respondió con otro intento de disparo, marcando terreno.
Pero el Rayo quería protagonismo ante un Barça desconcertado en todo. Lo tenía encarado y lo desperdició.
Los rayistas avisaron con un gol de De Frutos en fuera de juego por error defensivo.
Minutos después, otro fallo en el marcaje en un córner acabó con el gol de Fran Pérez. Y gracias a Joan Garcia, el dolor fue menor. Protagonizó otras dos paradas enormes.
Una en fuera de juego y la siguiente, de De Frutos, enorme. Justificó y de largo, su fichaje.











