Diecinueve meses tuvo que esperar Tiger Woods para agasajar en Augusta a los campeones en la tradicional cena de los martes. Fajitas de carne y pollo con vegetales grillados fue el menú elegido por el campeón defensor.
Justo esa misma noche, el joven aficionado argentino Abel Gallegos dormiría en el “Crow´s Nest”, la habitación reservada desde siempre en el Clubhouse para los aficionados que juegan el torneo. Abel no iba a perderse la oportunidad de bajar a saludar a los campeones. Solo para darnos envidia nos mandó una foto con el anfitrión. Cuántos recuerdos imborrables atesorará este chico durante esta semana en Augusta. ¿Quizá sea el comienzo de una carrera extraordinaria? Son varios los que empezaron por aquí. Desde Tiger Woods a Sergio García, Jack Nicklaus a Joaquín Niemann. El futuro se abre a partir de ahora para este chico oriundo de 25 de Mayo.
Temprano esta semana Colin Morikawa, el ganador del PGA Championship de este año, jugó una vuelta de practica con Justin Rose. Podría decirse que estos dos jugadores representan a dos generaciones, el joven y el que se está haciendo grande. Morikawa tiene 23 y Rose 40. Los dos son ganadores de Majors. Era la primera vez que Morikawa jugaba la cancha y había algo que Rose quería mostrarle. Los dos pegaron sus drives en el par 4 del hoyo 11, “White Dogwood” y empezaron a caminar hacia abajo para luego llegar a la cima del ese increíble fairway desde donde puede verse en todo su esplendor el “Amen Corner”.
Abajo a la izquierda está el green del 11, protegido por delante y a la izquierda por el “Rae´s Creek”. Más allá se ve el puente de Hogan que lleva al green del 12, el corto par 3 que bien podría ser un museo de corazones destrozados. “Mira lo que es esto” le dijo Rose a Morikawa, recordándole como se sintió la primera la primera vez que tuvo esta vista, la de un lugar como no hay otro en el mundo del golf. Morikawa le respondió “Sin duda es un lugar increíble, pero estoy tan enfocado en jugar bien al golf acá y tratando de descifrar esta cancha, que si me transformo en un espectador tengo miedo de perderme algo importante”. Así es la nueva generación.
En la conferencia de prensa le preguntaron a Morikawa cuáles eran sus expectativas para este, su primer Masters. “¿Expectativas?, amo esa palabra, toda la gente de prensa la usa mucho. Pero yo soy un jugador de golf. Expectativas no tengo, lo que tengo es un objetivo y es ganar el torneo”. Otra de las buenas anécdotas que se escuchan en la semivacía sala de prensa de este Masters de otoño.
Para que tengan una idea de la poca gente que hay en la cancha en este raro Masters, estuve siguiendo el miércoles a las 10 de la mañana a Tiger Woods, Fred Couples y Adam Scott. Los tres salieron por el hoyo 1 para su vuelta de práctica del día. Éramos 15 personas en total. Habitualmente ese grupo, en un miércoles de Augusta, hubiera arrastrado a no menos de 5000 personas.
El miércoles a la tarde, buscando algo de inspiración para escribir esta nota, me fui a caminar por el lugar que tanto le gusta a Justin Rose. Bajé por el fairway del hoyo 10 “Camelia” y crucé justo por delante de los grandes bunkers que están alejados del green. De allí subí la cuesta hasta el tee del hoyo 11 y comencé a bajar por ese fairway. Todavía no había visto a nadie cuando me crucé con Roger, un oficial que terminaba de bostezar sentado en el clásico sillón verde que se vende por miles en el proshop de Augusta. “¿Aburrido? Le pregunté “¿Qué es lo que más extrañas de un Masters normal?” “Hablar con la gente” me respondió. “El día se hace muy largo aquí sentado”. Me despedí y seguí caminando hacia el “Amen Corner” donde había un par de presentadores de TV haciendo tomas para sus respectivos medios.
Caminé por el costado derecho del fairway del hoyo 13, “Azalea”, hasta el violento dog leg. Miré desde allí hacia el green sin flores, pero con algo de color por el otoño que enrojece ya algunas hojas de los arboles caducos. Crucé el fairway del hoyo 14, “Chinese Fir” en dirección hacia fairway del 15, “Firethorn” y camine hacia ese green por el costado izquierdo hacia el puente de Gene Sarazen. Fui hacia el tee del hoyo 16, “Redbud” desde donde acaba de pegar tres pelotas Matt Kuchar, que ya caminaba hacia el green de ese gran hoyo. Caminé por la loma que esta a la derecha de la laguna y fui hacia el green por el camino largo, viendo como Kuchar practicaba con su putter. Llegué justo cuando estaba ya en el tee del hoyo 17, “Nandina”, listo para pegar su drive. Le dio bien, larga y por la derecha del fairway. Estábamos él, su caddie y yo, nadie más. ¡Tan raro es esto!. Tan raro que fue él quien me habló primero. Me dijo “Buen drive, ¿no?, ojalá pegue todas así esta semana” “¡Muy bueno!” le respondí. Dejé a Kuchar con su caddie y volví hacia la sala de prensa con una idea más o menos aproximada de lo que sería esta nota que ya termina.
Empieza el Masters. Las salidas serán desde las 7 de la mañana. Tiger Woods, el defensor del título lo hará a las 7:55 por el tee del hoyo 10, acompañado por el irlandés Shane Lowry y por el aficionado estadounidense Andy Ogletree. En las antípodas del veterano campeón, el novato Abel Gallegos hará lo propio, a la misma hora, desde el tee del hoyo 1, separados por apenas 50 metros. Gallegos saldrá en compañía del sudafricano Charl Schwartzel y del australiano Jason Day. Esta semana los dos grupos podrán verse desde sus respectivos tees, y hacerse señas para no molestarse. Habitualmente los separaría una inmensa marea humana pugnando por ver aunque sea una fracción de sus ídolos del golf. Un extraño Masters comienza.