Redacción – Con un fatigoso ejercicio de supervivencia ante las Lionesses de Inglaterra, la selección femenina de fútbol de los Estados Unidos mereció el pase a la final del Mundial de Francia, que este domingo le medirá en Lyon bien con la escuadra de Holanda o bien con la de Suecia.
No le resultó sencillo ganar la oportunidad de competir por su cuarta corona. El margen fue estrecho en el marcador (2-1) y también en el césped, de donde salió victorioso el último campeón gracias a los goles de Christen Press y de Alex Morgan y al penal detenido por Alyssa Naeher en el minuto 84.
Más allá de la agonía final, el partido fue, sin duda, el más gustoso del torneo para los aficionados, por el ritmo impuesto desde el arranque y por el planteo de los dos técnicos.
Imaginaron ambos un envite de igual a igual, por la pretendida final del 7 de julio, y ello conllevó tomar decisiones que entrañaban cierto riesgo. Phil Neville sentó de inicio a Fran Kirby, Karen Bardsley y Toni Duggan; Jill Ellis, a la futbolista más icónica del torneo, Megan Rapinoe.
Muy pronto, sin embargo, vio la seleccionadora estadounidense validada su apuesta. Un centro lateral de Kelley O’Hara, recurso habitual en la escuadra que en Francia defiende el título que hace cuatro años entregó Canadá, buscó la cabeza de Christen Press.
Aunque su condición de velocista explica en gran medida su titularidad en la primera semifinal, la atacante del Utah Royals también exhibió su poderío aéreo para que Estados Unidos se viese con ventaja en el minuto 10 (1-0).
Ese guión era el más recurrente, tal vez también el esperado, puesto que en todos los partidos disputados en este Mundial la selección de Estados Unidos se vio en ventaja antes del cuarto de hora. En Lyon buscaron ejecutar esa renta Rose Lavelle, en una acción exquisita; y una omnipresente Alex Morgan. Fue Christen Press la que castigó a Carly Telford, quien por sorpresa ejerció de ‘1’ en el bando inglés, recuperada la rotación en la portería.
Las Lionesses no acusaron ese golpe y replicaron de manera casi inmediata. Ellen White pudo dibujar por sexta vez en el certamen un antifaz con sus dedos. Así es su característica celebración.
Al 1-1 le siguieron las dudas en un y en otra área. Lo probó por Estados Unidos la tierna Rose Lavelle, extremadamente fina en la conducción y en el disparo mientras le aguantó el físico; pero a punto estuvo también su compatriota Becky Sauerbrunn de meterse un autogol. Sólo encontraron algo de sosiego en el acierto de Alex Morgan. El día de su trigésimo cumpleaños, regaló a los suyos una victoria parcial. Tras la pausa sufrieron sobremanera, porque las Lionesses no renunciaron a la gesta.
El VAR les quitó el segundo gol de Ellen White, pero pudo darles igualmente el empate y es que, a sugerencia del español Carlos del Cerro Grande -responsable este martes del sistema de videoarbitraje-, la colegiada brasileña Edina Alves Batista cobró como penal un toque de Becky Sauerbrunn a Ellen White.
Era el minuto 84. Emergió entonces Alyssa Naeher como heroína al retener entre sus brazos el disparo de Steph Houghton. Confirmó, así, la supervivencia de la selección estadounidense a esta exigente prueba. De su cuarto título, tras los logrados en 1991, 1999 y 2015, le separa un triunfo más. Ante Holanda o ante Suecia.