Cuando se reanudó la Champions League tras la cuarentena, el formato sin series de ida y vuelta y la incertidumbre general de 2020 anunciaron una seguidilla de resultados inesperados. Y si bien algunos pesos pesados –Manchester City, Juventus, Atlético de Madrid– cayeron ante adversarios menos ilustres, terminamos con dos potencias en la final: Paris Saint-Germain y Bayern Munich.
No obstante, se trata de un estudio de contrastes. PSG se encuentra en su primera final y la ve como el siguiente paso en la evolución de un súper club que, más allá de su ciudad, no tenía nada de supremo hasta hace una década. Impulsado por fuertes inversiones cataríes y un excelente manejo en el departamento de marketing, el surgimiento de su marca fue avasallador.
Si PSG está a la vanguardia de la tecnología, entonces Bayern, en su final número 11, es un baluarte confiable, de larga data, pero igualmente capaz de innovar e impulsar su productividad para mantenerse por delante de la curva. Sería simplista reducir esto a clichés sobre la eficiencia y la intensidad alemana, por un lado, y el estilo y la creatividad gala por el otro. Pero, en términos de cómo los dos clubes quieren ser vistos, no está muy lejos.
El camino a Lisboa
Tras un arranque difícil en la campaña nacional, por el que el DT Niko Kovac fue reemplazado por su asistente Hansi Flick, Bayern pasó de un punto fuerte a otro. No sólo ganó la Bundesliga y la Copa de Alemania (tal como la temporada pasada), sino que viene con una racha increíble; ganó sus últimos 20 partidos en todas las competiciones (y 28 de los últimos 29 que jugó).
También ganó todos los partidos que jugó en la Champions League –incluyendo la dramática paliza de 8-2 que le propinó al Barcelona de Lionel Messi en los cuartos de final– y tiene una diferencia de goles de +34 en nueve partidos, lo cual es francamente absurdo.
PSG ha sido igualmente dominante en Francia, habiendo ganado tanto la Ligue 1 como las dos copas nacionales. Sin embargo, a diferencia de Bayern, se pegó un buen susto en los cuartos de final, cuando estuvo a segundos de ser eliminado por Atalanta, para luego salvarse con dos goles en el alargue.
La decisión de la liga francesa de detener todas las operaciones luego de la cuarentena significó que PSG tuvo un descanso de cuatro meses y medio antes de volver a jugar a fines de julio la final de la Copa de Francia y la fase de eliminación de la Champions League. No exhibieron efectos secundarios en términos de resultados, y su despliegue más impresionante llegó en su último partido, el 3-0 del martes sobre RB Leipzig.
Decisiones, decisiones…
El éxito de Bayern en la Champions League se desprendió de su presión arriba, enfocada en obstaculizar la creación de juego del rival y ganar la posesión en la cancha del adversario. El problema con este enfoque es que debes jugar con una «línea alta» –con defensores centrales como Jerome Boateng y David Alaba muy arriba en el campo de juego– y eso te hace vulnerable a los contraataques.
Sucedió en la semifinal contra Lyon, que podría haber marcado en un par de ocasiones al principio del partido, y el riesgo es aún mayor contra los delanteros de PSG; Neymar y Kylian Mbappé no sólo son rápidos, sino también extremadamente dotados. La alternativa es pararse más atrás en defensa y ser más paciente en la creación del juego. Bayern también puede hacer esto, aunque pierde calidad en ataque.
Como cada reacción tiene una contra reacción, el DT de PSG, Thomas Tuchel, tendrá que tomar decisiones en el mediocampo para contar con una combinación adecuada de pasadores (Leandro Paredes, Marco Verratti) y disruptores (Ander Herrera, Idrissa Gueye). ¿El conjunto francés le llevará el juego a Bayern, o reaccionará? PSG se siente más cómodo con la primera opción, pero quizá le convenga más la segunda.
Demostrar que los escépticos están equivocados
Flick fue contratado de manera interina y algunos sintieron que este iba a ser un año de transición para Bayern, y más teniendo en cuenta que habían perdido a sus dos jugadores más caros (Corentin Tolisso y Lucas Hernández) y también a su defensor central titular (Niklas Sule) debido a una lesión de largo plazo de recuperación.
Pero en su lugar, lograron rearmarse con rapidez y pudieron ser dominantes, dejando de lado las distracciones como la situación contractual de jugadores clave como Thiago Alcántara y Alphonso Davies. (De hecho, mientras que el futuro de Thiago sigue siendo incierto, él continúa siendo titular; Davies, por su parte, firmó un nuevo contrato en abril).
Con muchos jugadores estelares y sin topes para invertir, pero sin el peso histórico de Bayern, PSG fue considerado por algunos como el nuevo rico arribista, con una colección de egos y despliegues publicitarios, reunido sin ninguna rima o razón, que además rutinariamente ha decepcionado en la fase de eliminaciones de la Champions League.
Pero contrastando los colapsos en el pasado durante los partidos de vuelta, no sólo han llegado a la final de esta temporada, sino que lo han hecho demostrando resiliencia, trabajo en equipo y hasta humildad ante la adversidad: cualidades que sus críticos creían que ellos no poseían.
Los hombres clave
Thomas Muller es el lema de Bayern — «Mia San Mia» lo que significa algo así como «somos lo que somos» – en carne y hueso. Puede parecer torpe o desgarbado, pero por lo general supera a los demás dentro de la cancha y hace todo lo necesario para ayudar a su equipo.
PSG superó el record mundial cuando cerró un acuerdo de €222 millones por Neymar en 2017, y mientras que el delantero brasileño ha sido criticado por no cumplir con las expectativas a menudo poco realistas, está enfocado en el juego. Su imprevisibilidad y habilidad para crear algo de la nada lo convierten en una amenaza ante la cual sus rivales no pueden hacer planes.
Los que convierten goles
Robert Lewandowski ha acumulado la increíble cantidad de 55 goles en 46 partidos esta temporada, con sus 15 en nueve partidos de la Champions League dejándolo con dos menos que el record de Cristiano Ronaldo en 2013-14. Habiendo cumplido 32 años el viernes, Lewandowski cuenta con la astucia y la experiencia que, combinadas con una técnica sobresaliente y una definición impecable, lo convierten en el delantero central más completo.
Teniendo en cuenta que Neymar tiene 28 años y que continúa el dominio absoluto de Messi/Cristiano en la cima de este juego, el cargo del aparente heredero como el mejor jugador del mundo quizá haya pasado a Mbappé. Él tiene apenas 21, es letal en situaciones uno a uno y juega con el aplomo de los jugadores experimentados.
A seguir de cerca
El exlateral de Vancouver Whitecaps, Davies, ha sido una revelación desde que cambió a la posición de defensor izquierdo. Sobresale en este rol con la rapidez que le permite ser fuerte en ambos extremos de la cancha y eso será crucial contra los delanteros de PSG. Davies se puede convertir en el primer canadiense (y apenas el cuarto jugador de la CONCACAF después de Dwight Yorke, Rafa Márquez y Keylor Navas) en convertirse en un campeón europeo.
El defensor brasileño, Thiago Silva, cumplirá 36 años el próximo mes y estará jugando su último partido para PSG tras pasar ocho años en la capital francesa. Entrará en la cancha con, posiblemente, la tarea más difícil en el mundo del fútbol en sus manos – contener a Lewandowski – y su experiencia y liderazgo serán puestos a prueba.
El panorama completo
PSG vs. Bayern es Francia vs. Alemania, con representantes de los países que han ganado las últimas dos Copas del Mundo. Pero los límites nacionales no importan tanto en estos días, tal como lo demuestra este juego: los dos entrenadores son alemanes, mientras que Bayern tiene unos cuantos jugadores franceses (Hernández, Tolisso, Benjamin Pavard, Kingsley Coman) y PSG también cuenta con representantes de Alemania (Thilo Kehrer, Julian Draxler).
Lo más significativo es el hecho de que PSG, impulsado por la gran inversión de sus propietarios cataríes, está a punto de convertirse en el campeón de Europa por primera vez, lo cual debería cimentar aún más su lugar como un peso pesado continental. Su modelo es totalmente opuesto al de Bayern, que hace mucho tiempo es parte del establishment y está en busca de su sexto título europeo.